Saque de banda de Pedro López. Controla Alberto Bueno en el área del Deportivo de la Coruña. El madrileño intenta adentrarse en el área de Dani Aranzubía. El canterano el Real Madrid consigue ver hueco y deja el balón atrás para la llegada del lateral valenciano. El disparo del ‘16’ lo repele el cancerbero que lo deja muerto para la llegada de Nauzet Alemán. El canario no se lo piensa, y con la izquierda, fusilaba la meta gallega. 0-1. Con el quinto tanto de aquella temporada del ‘7’, el camino de la victoria del Real Valladolid, en su última visita a Riazor, se empezaba a vislumbrar a escasos minutos para el descanso. 

Así se gestó la victoria en la última visita del Real Valladolid al estadio que visitará este domingo, Riazor. Aquel Real Valladolid era diferente al actual pero el alma, comparado con aquel día, es similar. Hoy por hoy los de Djukic luchan por volver a Primera, aquel 20 de abril luchaban por no salir de la élite. La disparidad de objetivos crea un clima diferente entre un vestuario y otro, empezando por el carisma y personalidad del entrenador. 

 

¡Vamos Pucela!

Durante aquella tarde lluviosa en Coruña el aficionado del Real Valladolid saltó tres veces del asiento desde el que veía el partido. Dos fueron lógicamente en los goles del equipo. La otra se dio en la celebración del tanto de Nauzet Alemán. La rabia del equipo y el grito del canario de “¡Vamos Pucela!” elevaron la moral de unos aficionados dolidos por la racha del equipo. El alma y la garra que mostraron los jugadores de Onésimo en aquel minuto 43 es la base del equipo de Miroslav Djukic. El compañerismo, la fuerza y el compromiso son vitales para obtener cualquier objetivo deportivo y el actual no es excepción. 

Si algo faltó tras la última victoria en Riazor fue eso, compromiso por el Real Valladolid, algo de lo que andan sobrados los actuales jugadores. El vestuario blanquivioleta ha mostrado durante toda la temporada regularidad en ese grito de “¡Vamos Pucela!” del canario aquel día. Eso sí, no está de más que alguien recuerde el gesto para ver que lo que para muchos es un imposible, un Pucela mucho más debilitado que el actual lo consiguió con fútbol, ocasiones y amor hacia el blanco y el violeta.

Vídeo con los goles de la última visita del Real Valladolid a Riazor