Cuando fue contratado hace dos veranos como cabeza visible del nuevo proyecto zaragocista liderado por Agapito Iglesias, todos y cada uno de los zaragocistas estaban de acuerdo con su contratación, ya que era de la tierra, punto muy importante en Zaragoza, y porque con él se habían vivido los mejores años de la historia reciente del Real Zaragoza con la consecución de una Copa del Rey y sobre todo de la Recopa conseguida el famoso 10 de mayo de 1995.

La pasada temporada fue tranquila y a la vez exitosa, ya que el conjunto blanquillo consiguió clasificarse para la Copa de la UEFA, objetivo marcado a comienzo de la temporada, pero este año las cosas no comenzaron bien porque a la primera de cambió se cayó eliminado contra el Aris de Salónica y se tiró por la borda el trabajo de todo un año, pero si a este desastre se une a que este verano la directiva se había gastado más de 35 millones de euros en fichajes siendo la mayoría peticiones del entrenador la credibilidad Victor Fernández, que aún le quedan más de dos años de contrato, empieza a caer de forma brutal.

Tras el varapalo de la eliminación de UEFA el equipo maño no ha conseguido despertar en su totalidad, ya que hasta la derrota con el Real Valladolid en la Romareda, ganaba sus partidos como local con goleadas, Levante (3-0) y Villareal (4-1), pero mostraba su peor cara como visitante perdiendo y en algunos casos por goleada como contra el Atlético de Madrid (4-0).
Eliminación de Copa de la UEFA, gran desembolso en fichajes que no dan frutos, mal juego fuera de casa, broncas en los entrenamientos…ha provocado que el enfado contra el cuerpo técnico sea grande y que ese apoyo que había recibido, en este momento no sea tan alto. Por todo esto, la confianza tanto de la grada como de la directiva, quién tiene en la mano el despido, ha empezado a barajarse la posibilidad del cambio en el banquillo, hecho impensable a su llegada e incluso al comienzo de la presente temporada.