Después de empatar partidos que debió ganar y perder partidos que debería haber empatado o incluso haber ganado pensaba que el Real Valladolid no tendría peor suerte, pero me confundí, porque el partido de ayer y el resultado final me demostró que el final es injusto muchas veces.

En la tarde-noche de ayer el Real Valladolid perdió en el Calderón tras haber realizado un magnífico encuentro, en el cual metió tres goles, pero en un último minuto del descuento Pedro López marcó en propia puerta y los tres puntos fueron inmerecidamente para un Atlético de Madrid valiente en gran parte por el planteamiento del criticado Aguirre. El equipo pucelano estuvo muy acertado en ataque, marcaron tres de los cuatro atacantes, con un Sesma que fue un autentico puñal en la banda izquierda y un Víctor y Llorente que encontraron varias veces el punto débil de la defensa colchonera jugando de tú a tú a un equipo con una de las mejores plantillas de España, el punto débil del partido se encontró en la defensa, empezando por el medio campo.

Este es otro golpe a la plantilla de Mendilibar pero estoy seguro que el entrenador pucelano sabrá reconducir a la plantilla porque el nivel que demostraron los blanquivioletas fue muy alto y de seguir jugando al nivel que han jugado en las trece jornadas de Liga no pasaran apuros para lograr el ansiado objetivo: la permanencia.
13 puntos en 13 jornadas y en el puesto 15º me hacen sentirme orgulloso del Real Valladolid, porque en ningún partido hasta el momento ha perdido la cara y ha luchado hasta el último momento, todo se lo debemos a una gran plantilla y a un grandísimo cuerpo técnico y directivo que forman una gran familia.