Muchos son los que critican a Enrique Cerezo sobre su presidencia en el Atlético de Madrid, dicen de él que no sabe lo que es realmente el equipo rojiblanco y su sentimiento. Algo muy similar pero muy poco comentado es lo que ocurre desde la temporada pasada en el Real Zaragoza, la venta del equipo por parte de Solans al que entonces era un desconocido, Agapito Iglesias, provocó una gran alegría para la afición zaragocista que después de poco más de un año está disminuyendo considerablemente por muchas razones, pero principalmente por la destitución de la bandera de su proyecto. Víctor Fernández fue despedido hace pocas semanas por una grave crisis de resultados, el tiempo, el poquísimo tiempo ha demostrado que detrás de esta crisis de resultados existía algo más determinante en la inestabilidad del equipo, este punto negativo y creador de problemas es el problemático que a su vez gran jugador Andrés D´Alesandro.
El problema entre Víctor y el argentino lo ratificó Ander Garitano con su dimisión, quién haya podido ver la rueda de prensa ve en el joven entrenador una desilusión profunda, no creada por unos problemas personales sino por un enfrentamiento con el mediapunta.
La famosa rueda de prensa de Garitano deja muchas cosas claras, pero la más importante es que no existen dichos problemas del vasco, porque de ser así el entrenador no se hubiera hecho cargo del equipo, el amor de Garitano por el Zaragoza es mayor que el del máximo accionista, el fugaz entrenador jamás hubiera buscado un problema para el conjunto, problema que ha ocasionado su dimisión, esto quiere decir que el ex–jugador blanquillo se vio obligado a marcharse. Agapito Iglesias es quién manda en el Zaragoza no Eduardo Bandrés, el ex-político es únicamente la cara visible del proyecto, así que el soriano ha decidido antes de vender a su gran amigo D´Alesandro y poder ganar unos millones, despedir a un entrenador y aceptar la dimisión de otro, perdiendo mucho dinero y decidir arriesgar su última carta, Javier Irureta.

A la temporada le queda poco, al proyecto Iglesias nadie sabe, pero de terminar la temporada como está debería ser él quién diera la cara y decidiera tomar las decisiones con la cabeza y consenso y no a su antojo, la idea que en algún momento podía parecer descabellada fue corroborada en su momento por Víctor Fernández quién acusó al máximo accionista de no consultar con el los fichajes.