No quiero meter el dedo en la llaga de los aficionados del Real Zaragoza pero es que el pasado domingo se produjo un hecho muy importante, la derrota del Real Zaragoza contra el Betis por 0-3 provoca que el equipo entrenado por Manolo Villanova se coloque en puestos de descenso.

Antes de analizar por tercera vez la crisis del Real Zaragoza creo que hay que felicitar a la afición zaragocista, su actitud en el pasado domingo fue ejemplar, a pesar de la situación la afición se entregó por su equipo, el estadio se llenó y desde el primer momento se animó al conjunto, incluso con el 0-2 en el marcador el ambiente en el estadio era bueno.
La situación se está complicando día tras día, la destitución de Víctor Fernández que en un principio se iba a convertir en el punto de inflexión se ha convertido con el tiempo en el comienzo de una racha, una racha muy distinta a la que se quería conseguir, tras él han venido tres entrenadores más, el primero, Garitano, duró días, el hecho de su dimisión aún no ha quedado claro y con Agapito en la presidencia dudo que se aclare algún día, tras el vasco vino Irureta y la verdad es que el paso del veterano entrenador por el banquillo zaragozano no pudo ser peor, tras la derrota en casa del Levante dimitió y llegó al banquillo Villanova. Si en escasos dos meses en un equipo se produce la dimisión de dos entrenadores distintos es porque dentro de ese club hay algo raro, algo turbio que produce malestar a la hora de trabajar.

Cuando el año pasado el Real Zaragoza se colocaba en puestos de Liga de Campeones o en puestos UEFA no me cansaba, quienes me conocen lo saben, de criticar a Agapito Iglesias. La llegada a la presidencia del Real Zaragoza de un soriano desconocido fue para muchos una bocanada de aire fresco que personalmente desde un primer momento me dió muy mala espina porque cuando le vi en la rueda de prensa para tomar poder del club, con un ayudante hoy por hoy desaparecido, vi en su cara un rostro conocido, vi a Nacho Lewin, para el que no conozca a Nacho Lewin es un periodista que llegó al Real Valladolid camuflando al Grupo PRISA con mucha ilusión y muchas promesas, toda su palabrería fue con el tiempo únicamente eso, palabrería, de un día para otro abandonó el club y dejó al equipo y a la ciudad tirados y con unos problemas económicos que aún están pasando factura en el Real Valladolid.
La política es política y el deporte es deporte, en el momento que juntas estas dos cosas se produce una bomba que va a terminar por explotar tarde o temprano y la del Real Zaragoza está explotando poco a poco, la llegada del PSOE al equipo zaragocista de la mano de Eduardo Bandrés no ha podido tener peores resultados, independientemente de que el Real Zaragoza se consiga salvar a final de temporada las decisiones tienen que ser drásticas, una plantilla muy cara, confeccionada para luchar por puestos UEFA o Liga de Campeones no ha sabido ser dirigida por ningún sitio y los jugadores culpables en gran parte de la situación, no en la totalidad, han empezado a dejarse llevar y a empezar a no jugar.

Hace seis años tras la disputa de un Real Zaragoza-Celta, en el que los gallegos ganaron 0-1 con gol de Jesuli, se produjo la misma situación que se produjo ayer a las 19 horas, aficionados del equipo esperando a los jugadores a la salida de los vestuarios para increparles, espero porque es un club al que aprecio que el Real Zaragoza se salve, todo sea dicho sin que sea el Real Valladolid quién ocupe la plaza de descenso que hoy ocupan los maños, se salve o no, reitero mis deseos de una limpieza en el Real Zaragoza tal y como hice el 6 de marzo, hay mucha gente trabajando y muy pocos resultados.