Mejoría de juego, no de resultados

El Real Valladolid mejora con respecto al partido de Mestalla y consigue un punto y el gol average ante el Real Zaragoza. El conjunto de Onésimo se mereció la victoria pero la falta de psicología para afrontar el empate maño desaprovechó el gol de Diego Costa.

Muchos decían que este partido era una final, que mucho dependía de este encuentro. Por ello Onésimo tuvo que salir en sala de prensa y avisar que no era así, que el equipo tiene mucho tiempo por delante, y que de sacar un resultado negativo, el mundo, en este caso la Primera, no se terminaba. Y así ha sido. El Real Valladolid empató en casa, y lo que se puede considerar un resultado negativo, por eso de que has dejado escapar la victoria ante un rival directo, se está enfocando como algo positivo porque el equipo ha mejorado ostensiblemente, en relación al partido disputado en Mestalla, y porque se ha ganado el gol average a un rival, que como el conjunto blanquivioleta, si todo marcha como hasta ahora, estará luchando por no descender.

No ha cambiado mucho. Siempre te quedará la duda de que hubiera pasado si Mendilibar hubiera disputado estos dos partidos, pero la verdad, es que con Onésimo en el banquillo el equipo no ha cambiado mucho estéticamente. Se sigue presionando mucho la salida del rival, tocando entre líneas, y también, porque negarlo, se sigue fallando en defensa. Onésimo está muy centrado en la defensa, tanto es así que esta semana programó unos entrenamientos particulares para los ocho defensas del equipo, divididos en grupos de cuatro. Pero nada. Bueno, nada relativamente, porque el equipo en seguridad mejoró, pero el gol zaragocista llegó por facilidades de la defensa. Suazo, autor del gol del empate, recogió el balón en la banda y tanto el centro del campo como la defensa le dejaron conducir hasta el borde del área, donde definió majestuosamente.
Menos mal que antes, Diego Costa, con ayuda de Carrizo, había adelantado al equipo blanquivioleta. De no ser así, es fácil pensar que el equipo maño se hubiera llevado mucho más premio del obtenido y del merecido, porque el equipo pucelano estuvo muchos minutos grogui por el empate de Suazo. La psicología para afrontar en empate inmerecido, porque en el momento en que Suazo empata el equipo local llevaba siete disparos a puerta por ¡uno! de los visitantes, fue nula. Menos mal que la charla en el descanso provocó un cambio en el equipo y redujo la ansiedad por el resultado.
Tras el segundo gol en Liga de Suazo el Real Valladolid vivió sus peores minutos, por consiguiente el equipo maño los suyos mejores, pero fueron pocos porque tras ese tanto llegó el descanso. Tras el intermedio el equipo maño tuvo un inicio fulgurante que duró tan sólo cinco minutos, porque una jugada con tres disparos consecutivos de Costa avisó al Zaragoza de que el punto les iba a costar caro en esfuerzo. Aunque por sus méritos era ya demasiado premio.

Dureza, incluso agresividad visitante
Tras encadenar dos victorias consecutivas el Real Zaragoza quería sacar algo positivo en el José Zorrilla. Lo haría por lo civil o por lo criminal (frase muy populista usada por los futbolistas), pero que esta vez se llevó a cabo en su segunda opción. Desde el primer momento el equipo maño acribilló a patadas, zancadillas, agarrones… a los jugadores blanquivioletas. A todos en general, porque Haris, Sesma, Borja, Manucho o Arzo no se salvaron de entrada rivales. Todos estos sufrieron una o dos faltas pero Diego Costa se llevó la palma. El brasileño sufrió cuatro faltas, señaladas por Fernández Borbalán porque en realidad estas pasaron o rondaron la decena. Contini, Jarosik y Ander se cebaron con el ‘22’ pero tan sólo el español vio el camino de los vestuarios antes de tiempo. Si el arbitraje hubiese sido justo tanto el italiano como el checo no tendrían que haber terminado el encuentro. ¿Qué hubiera pasado si este ‘férreo’ marcaje se lo hacen a Messi o Ronaldo? Tiempo al tiempo, porque el equipo de Gay parece haber encontrado un plan B para salvarse de la quema, aunque no siempre estará delante el permisivo Borbalán.

El show de Diego Costa termina con su sequía
Mucho se había hablado a lo largo de la semana del hecho de que Diego Costa, pichichi del equipo, llevara nueve jornadas sin anotar. Pues el brasileño en el minuto 22 de partido tiró por la borda todo tipo de especulaciones. Su séptimo gol de la temporada ponía por delante al equipo y de paso le lesionaba. El intento de remate de Manucho y el de despeje de Contini lesionaban al punta propiedad del Atlético de Madrid para las dos próximas semanas.
Pese a no poder estar al 100% Diego trajo por la calle de la amargura a la defensa del equipo maño, sus continuas caídas a banda sólo podían ser frenadas por patadas, faltas y agarrones que terminaron con Ander Herrera fuera del terreno de juego. Poco bagaje para lo sufrido por Costa.


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