Contra el Real Madrid y Mejuto es imposible

El Real Valladolid pierde en la visita del Real Madrid debido a la infinita superioridad blanca en la pegada. Mejuto González estuvo fatal, pero como siempre, desfavoreció más al humilde.

La verdad es que cualquiera aficionado del Real Valladolid esperaba poco de este encuentro. Antes del pitido inicial las caras de los aficionados violetas eran un poema, nadie esperaba la victoria de su equipo pero lo que es peor, nadie esperaba que el equipo blanquivioleta diera el do de pecho y supiera/pudiera dar la cara al partido. Eso antes, porque al final del encuentro todos se fueron contentos con la imagen, que no con el resultado. Y al igual que se fueron con la mala sensación del 1-4, se marcharon con la duda de que hubiera pasado si se hubiera concedido el clarísimo penalti de Sergio Ramos a Nauzet en el minuto 4 de partido. Cosas del fútbol. Cosas de enfrentarse al Real Madrid.

Primera jugada del partido. Primer acercamiento del Real Valladolid al área del Real Madrid y primer instante en el que el colegiado tenía que tomar una decisión. Con todos estos ingredientes…blanco y en botella. No penalti y sigue el juego. El fútbol continuó en el José Zorrilla y fue el equipo local el que llevaba la responsabilidad. Desborde en ambas bandas y continuos centros al área, pero quién generalmente tenía que rematarlos, Manucho, estaba lesionado, en la que es oficialmente la enésima lesión de un jugador del Real Valladolid a lo largo de esta temporada. Haris que volvía a jugar en la media punta, intentaba con libertad de juego total, enlazar con un Diego Costa que pierde poco a poco la frescura de hace un par de meses pero con todo y con eso, se convierte en un peligro cuando logra controlar un balón y marcharse en velocidad. Pese a que como digo, no está en su mejor momento, cuando se hace con el balón, el peligro para la meta y la defensa rival es total, pues cualidad, desparpajo y constancia no le faltan. El Pucela dominaba pero el Real Madrid golpeaba a base de goles. ‘Faltita’ de Pelé y lanzamiento majestuoso de Cristiano Ronaldo. Su disparo envenenado como casi siempre, aumentó su peligro al rozar la cabeza de Diego Costa en la trayectoria. Entre el efecto del propio disparo y el ligero cambio de trayectoria que dio tras tocar la barrera, el gol era imparable. Poco o nada podía hacer uno de los porteros en mejor estado de forma de la Liga BBVA. Pese a que Justo Villar había demostrado su calidad y el porque de su estatus con una doble parada a Sergio Ramos minutos antes, no llegó al absurdamente llamado ‘tomahawk’.

Con el primer tanto, el Pucela volvió a ser un manojo de nervios, algo que no es nuevo. En verdad, desde el comienzo de temporada que el equipo blanquivioleta reciba un gol es en gran medida una derrota, y es que el equipo es incapaz de remontar un partido, más aún desde la llegada de Onésimo al banquillo, la cual ya es obvia y resultadista que no ha sido fructífera para los intereses violetas.

Los fallos individuales rompen el marcador
El equipo tiene que estar seguro. El equipo tiene que estar convencido de lo que debe hacer, para así, mejorar defensivamente, pero ni una cosa, ni otra. Una falta lateral no puede, ni debe ser rematada por un jugador sin marcaje. Y más en estos momentos. Pues Higuaín lo hizo. Lo consiguió porque su marcador, Carlos Lázaro, pecó de pardillo e inexperiencia cuando el argentino le desestabilizó para provocarle la perdida de marcaje. Higuaín lo consiguió, y el olmedano picó. Pero no fue el único, Nivaldo, que entró en la primera parte por lesión de Baraja, y que tuvo que ser expulsado por la falta que todo el mundo ha visto y que todos los medios repiten hasta la saciedad, también falló en una jugada que terminó en gol blanco. Esta ya transcurrió en la segunda parte y fue el 0-3. Su estrambótico marcaje a Higuaín terminó con el brasileño en el suelo y con el argentino en un mano a mano, que a diferencia de cuatro días atrás, si supo definir.

El Pucela despierta pese a estar Mejuto en el estadio
El Pucela no se quería rendir, pese a dar buena imagen en los primeros 45 minutos el equipo de Onésimo tras el 0-3 se dio cuenta que no tenía nada que perder y se quitó todos los miedos del cuerpo. Salieron detalles de calidad en momentos determinados, Nauzet fue uno de los más destacados en este aspecto. Es más, de sus botas salió una jugada que puede pasar a la historia. El penalti más claro jamás pitado. De la famosa película protagonizada por Fernando Tejero a este realizada por Sergio Ramos. El defensa con amarilla y con una pena máxima no pitada en sus espaldas, realizó una palomita que vio todo el estadio menos quién debía verla, Mejuto González. Que raro... El penalti, de haber sido transformado habría sido el 2-3. Pero de lo que no fue porque no se pitó. Se pasó a lo que fue, y que tampoco se pitó. El cuarto gol del Real Madrid, tercero de Higuaín, es tan ilegal como verdadero. El reglamento marca que un balón parado es eso, parado y Van der Vaart puso en juego el saque de esquina cuando el esférico no estaba parado en su totalidad. Algo que no se vio, cuestión de ojo dirán algunos, robo o injusticia afirmarán otros. Aunque los de la segunda versión tengan menos voto y medios de opinión.

Del ilegal gol de Higuaín al final del partido pasaron 28 minutos, pero eso, pasaron. Porque lo ocurrido en dicha cifra de minutos en el José Zorrilla no fue la disputa de un encuentro de fútbol, fue el transcurso de un encuentro que el Real Madrid había ganado y en el cual el colegiado había ayudado, y mucho. Tan sólo un disparo a la escuadra de Pelé, segunda falta que el portugués mandó al palo en el partido, fue merecedora de ser reseñada en un final de partido que Mejuto evitó que tuviera un final intenso y emocionante, pero sobre todo justo para los méritos del Real Valladolid.

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