Cuando el Real Valladolid hizo oficial que se hacía con la cesión de Asier del Horno más de uno se echó a temblar. Tanto tiempo sin jugar y los famosos hechos extradeportivos marcaban a un jugador que encandiló a medio mundo cuando fue fichado por el Chelsea de Mourinho.

A Del Horno la verdad es que le bastaron dos partidos para demostrar que había llegado al José Zorrilla para jugar, dar todo por el Real Valladolid y aportar su grano de arena en la lucha por la salvación. Las sensaciones que dejó en su primer partido en casa, ante el Real Zaragoza, fueron creciendo por días, por partidos. Onésimo le hizo jefe de la defensa y el equipo lo agradeció porque con la presencia del vasco se empezó a ganar en solvencia, porque pese a que los resultados no acompañaban se vio cierta mejora defensiva del equipo. Cuando llegó Clemente, el lateral, cedido por el Valencia, pasó a jugar de falso central por detrás del carrilero zurdo y siguió cumpliendo con creces hasta el partido de Gijón. En el Molinón una acción fea de Barral le dejó maltrecho el hombro de tal forma que no pudo volver a vestir la camiseta blanquivioleta. Pese a la lesión se puede asegurar que los 13 partidos que el vasco ha disputado en Valladolid han sido el despertar de un muerto, futbolísticamente hablando, que está muy vivo.

NOTA DE LA TEMPORADA: BIEN/NOTABLE

¿FUTURO? Es difícil que Asier siga en el José Zorrilla. Como es normal, vuelve al Valencia para realizar con ellos la pretemporada y tras ella, decidir un futuro que no estará ligado al Real Valladolid con casi toda seguridad.