Tres puntos para cortar la mala racha
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Tres puntos de los últimos doce posibles habían instalado sobre el José Zorrilla un pequeño aire de miedo y nerviosismo. Pese a que cuerpo técnico y jugadores no se cansaban de decir que ellos estaban tranquilos, que los resultados llegarían, era obvio que los blanquivioletas necesitaban ganar. Los tres puntos y quitarse la mala racha de cuatro partidos sin ganar era básico y aunque el primer cuarto de hora de partido fue muy amarillo los jugadores de Antonio Gómez ganaron y lo hicieron bien.
Cualquiera que haya visto sólo los primeros 20 minutos de partido no se puede explicar el resultado final. Los visitantes empezaron el encuentro como un tiro y encerraron al Real Valladolid en su área. Los futbolistas de Paco Jémez demostraron porque eran el único equipo invicto de la categoría hasta que el conjunto local se desperezó. Los blanquivioletas con el paso de los minutos fueron entonándose y creando ocasiones pero los visitantes no se escondían. No se amilanaron ni perdieron la cara del partido hasta el minuto 23, momento en que Pino Zamorano señaló como penalti un derribo claro de Aythami a Guilherme. La internada del lateral brasileño fue cortada por el canario en el preciso instante en que este le pegaba a puerta. El derribo fue claro y el colegiado no lo dudó.
Quien tampoco tuvo dudas fue Jorge Alonso, lanzador del penalti. El salmantino colocó el balón lejos del alcance de Barbosa. El gol, no fue un simple tanto, el hecho del 1-0 mató a los amarillos y dejó al Real Valladolid el partido en bandeja. En el minuto 23 el poder pasó a ser totalmente blanquivioleta salvo algún intento amarillo.
Otro gol psicológico
El gol de Jorge Alonso fue un tanto psicológico. Ayudó a unos a dominar el partido y a otros a perder el poder del juego. Si el primer tanto creó un nuevo encuentro, por ser uno de esos goles que se llaman psicológicos, el segundo, obra de César Arzo, mató las esperanzas de los canarios de sacar algo positivo del José Zorrilla. El 2-0 antes del descanso fue un premio demasiado elevado para los de Gómez y un castigo muy fuerte para los futbolistas de Paco Jémez que rozaron la perfección en los primeros 20 minutos. El tanto de César Arzo, futbolista que no había pasado buena semana, propició una segunda mitad más tranquila y relajada. Los segundos 45 minutos fueron muy relajados en los que los locales no vieron peligrar la victoria, entre otras cosas, por lo trabado del juego. Las continuas interrupciones de Pino Zamorano junto a las demasiadas fueras de juego locales hicieron una segunda parte lenta y aburrida, pero controlada que era lo que al fin de cuentas importaba.
Con el partido controlado el Real Valladolid vivió a merced del contragolpe y ahí fue donde apareció Nauzet Alemán. El canario, que había estado de baja en el partido ante la Ponferradina, vivía un partido especial ante el equipo que le crió pero no tuvo compasión. El fútbol que desplegó el ‘7’ a la contra fue muy bueno, y de este fútbol fue de donde se sacó otra asistencia más. Con este pase de gol, obra de David García en propia puerta, el extremo suma seis asistencias en tan sólo siete partidos.
Rotaciones en defensa
Muchos entrenadores son los que apuntan que no es bueno rotar en defensa en mitad de un partido. Insertar a jugadores ‘fríos’ no es bueno pero Antonio Gómez no lo ve así. El entrenador pucelano no cree en este dicho futbolístico porque en la segunda parte incluyó a dos defensas por dos compañeros de mismo puesto. En el minuto 52 entró Jordi Figueras por Marc Valiente y siete minutos más tarde fue Antonio Barragán quien entró por Pedro López. En rueda de prensa el técnico madrileño explicó que fue por mínimas molestias pero está claro que de no ser por el resultado no se hubiera permitido estas rotaciones o estos “premios al trabajo”.
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