Carlos Lázaro minutos antes al comienzo de un partido en el José Zorrilla (Norte de Castilla)

Todo futbolista quiere jugar al fútbol, lo contrario no tendría fundamento, pero tan cierto como esto es verdad que los deportistas nunca quieren competir por lesión de un compañero. “Me gustaría jugar por méritos propios, no por lesión de un compañeros”. Éste es el tópico, pero más allá de él a nadie le amarga un dulce y menos a un jugador que lleva un largo periodo sin jugar y con mucho “mono de trabajo”.

En este último grupo de futbolistas con necesidad de minutos está el joven centrocampista blanquivioleta Carlos Lázaro. El olmedano está considerado en estos momentos como sexto centrocampista del equipo. Mehdi Nafti, Javi Baraja, Sergio Matabuena, Jesús Rueda y Álvaro Rubio, por este orden, tapan el sitio del canterano y, a su vez, impiden su progresión. Para evitar un estancamiento a Carlos Lázaro le ha salido una oportunidad de gran nivel durante el pasado fin de semana. En la mañana del domingo mientras la Sociedad Deportiva Huesca ganaba, y muy bien, al Rayo Vallecano uno de sus jugadores de centro del campo sufría una importante lesión de rodilla. David Bauzá se rompía el ligamento cruzado anterior en el minuto 47 y decía adiós a la temporada. La lesión del ex del Nastic de Tarragona, unida a la prologada salida de los terrenos de juego de líder del equipo, Lluis Sastre, deja a los oscenses sin casi opciones en el centro del campo más allá de Joaquín Sorribas y Luis Helguera.

Al tratarse de una lesión grave el club azulgrana tiene la opción de buscar en el mercado. Y lo hará puesto que tras el encuentro ya confirmó que dará de baja al futbolista alicantino para buscar un sustituto y es ahí dónde debe aparecer el nombre del olmedano Carlos Lázaro. Onésimo, entrenador del Huesca, conoce al futbolista como nadie y el conocimiento sobre el jugador y sus capacidades deben provocar el interés. Si no es el Huesca el que llama a la puerta del jugador debe ser el Real Valladolid el que llame a la del equipo aragonés. El destino del fútbol ha brindado una oportunidad de lujo para Carlos Lázaro, un jugador blanquivioleta con mucho futuro en la entidad pero con poco presente, y más en los tiempos que corren en el José Zorrilla.