Javi Guerra hace posible creer en la ilusión
El partido ante la Ponferradina era un encuentro de 180 minutos. Ganar a los bercianos significaba hacer bueno el punto conseguido en Albacete. Era una presión añadida que tenía el equipo pero que debía asumir si quería unirse al grupo de equipos que luchan por quedar en la zona de play-off. Para hacer bueno el empate en el Carlos Belmonte Abel Resino disponía casi de la totalidad del once ideal que el equipo goza en estos momentos. Tan sólo Juanito salía por expulsión. Javi Jiménez debutaba como titular gracias a los problemas físicos de Jacobo Sanz y Justo Villar
La necesidad de obtener los tres puntos era muy alta. Pero no iba a ser fácil. Pese a que al José Zorrilla llegara el último clasificado ganar tendría complejidad. La ‘Liga adelante’ tiene dureza. El ejemplo de las victorias del Huesca o Alcorcón sobre el Celta y la mala racha cercana del Real Betis, que parecía estar en Primera, avisaban claramente a los blanquivioleta que ganar a la Sociedad Deportiva Ponferradina no sería “coser y cantar”.
Los jugadores sabían de la complejidad, o al menos así lo decían, y desde el primer momento se demostró. Pese a que Claudio Barragán, entrenador visitante, realizó un planteamiento muy conservador, los visitantes esperaban al Pucela en su campo para salir a la contra. Desde el comienzo se apreciaba que Joseba Del Olmo podía hacer mucho daño a la defensa local con su juego entre líneas, peor también que cuando el Real Valladolid quisiera ir sin tregua a por el partido tendría opciones reales de los tres puntos. Los bercianos pese a la disposición táctica sufrían mucho en defensa estática y los locales debían aprovecharlo.
Gol ‘psicológico’ al comenzar la segunda parte
Los expertos del fútbol afirman que hay muchos momentos para hacer un 'gol psicológico'. Un tanto que cambia el devenir del partido y el Real Valladolid marcó su primer gol en uno de esos plazos. Adelantarse en el marcador al comienzo de la segunda parte cambia el plan del rival y aumenta la autoestima de uno mismo. Pero lo cierto es que en el José Zorrilla la cosa no fue así. El Real Valladolid siguió manejando el balón pero con la Ponferradina con las mismas ideas. El decimoquinto gol de Javi Guerra no cambiaba el guión de los bercianos que seguían buscando una contra que posibilitara el empate.
La creencia fiel de Claudio Barragán en su guión dio sus frutos. En una jugada embarullada la Ponferradina ponía el empate. El fútbol era injusto a los méritos de uno y de otros y Saizar aprovechaba, como ya hiciera en el partido de la primera vuelta, un error defensivo para marcar y empatar el partido. Era injusto en el cómputo global pero justo en el parcial de los últimos 15 minutos. Tras el gol de Javi Guerra el Real Valladolid se retrasó unos metros y la Ponferradina los adelantó. Tan cierto como esto es verdad que la sustitución de Óscar dejó al equipo sin juego entre líneas y sin posibilidad de hacer daño a la defensa escalonada rival. El Pucela creyó, con el 1-0, tener el partido controlado y nada más lejos de la realidad.
Sin Javi Guerra, ni paraíso, ni goles, ni nada
Tras el gol de Saizar el encuentro entró en una dinámica negativa. El partido se moría. Abel lo veía y dio entrada al revulsivo del equipo. Entraba Jofre Mateu a la heroica. Se esperaba que el catalán revolucionara el partido, marcara las diferencias pero no fue así. No lo fue porque el jugador más determinante estaba sobre el campo. Más bien no lo abandona porque el club no tiene otra posibilidad. Javi Guerra volvía a definir el partido gracias a un gol en el minuto 88. El malagueño está con las fuerzas físicas justas pero con las ganas y el acierto frescos como nunca. Sus dos goles en el duelo regional aúpan mucho al equipo, tanto psicológicamente como en la clasificación.
Imagen de 'Norte de Castilla'
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