Dos partidos más, seis puntos más en juego. El Real Valladolid a falta de dos jornadas para el final de campaña tiene en su mano poder disputar los ‘play-off’ de ascenso a la máxima categoría del fútbol español. Para certificar su participación en la fase de promoción los blanquivioleta deben conseguir un punto entre la visita al Alcoráz de Huesca y el recibimiento al Alcorcón en el José Zorrilla.

Un punto es una cifra conocida en Valladolid recientemente. El año pasado Javier Clemente se quedó a esa minúscula cifra de poder obrar el milagro y dejar al club pucelano en la ‘Liga BBVA’. Finalmente no pudo ser y el Pucela descendió. Ahora, poco más de 12 meses después, Abel Resino tiene en su mano dar el primer paso para dar la vuelta a la situación y devolver al Real Valladolid a Primera división. El punto que le faltó a Clemente en la visita al Camp Nou, lo debe conseguir el toledano en dos partidos. Las posibilidades ahora son mayores que aquella vez, este Real Valladolid tiene otra dinámica, más encuentros para hacerlo y rivales de menor talla. Pese a esto, no será fácil porque el objetivo no termina en un punto.

Con un empate el Real Valladolid estará matemáticamente en la disputa del ‘play-off’ pero no basta con eso. Hay que ser ambiciosos e intentar conseguir el mayor número posible de puntos. Con ellos en la mano la entidad blanquivioleta podría optar a un mejor puesto y así, contar con el factor cancha en su favor. Dicho beneficio no sería tal con el ‘rubio de Barakaldo’ en el banquillo. El ex entrenador blanquivioleta no cree en que el hecho de jugar el segundo encuentro en casa sea positivo. El ex entrenador de Athletic de Bilbao, Espanyol o Real Murcia lo ve al revés, y sí un técnico de su experiencia lo ve así hay que replantearse muchas cosas.

Lo cierto y lo importante es que Javier Clemente mereció el año pasado ese punto. Su trabajo fue digno de salvación y en el momento en que el Real Valladolid consiga el empate y la certificación matemática de la disputa de la fase de ascenso, muchos se deberán acordar de él y analizar la parte de culpa que el vasco tiene en el cambio de dinámica del vestuario. Ese alma blanquivioleta que reza el autobús del equipo y que han demostrado gran parte del vestuario este año se debe, en gran parte, al gran Javier Clemente.