Óscar González alimenta el sueño pucelano
Abel Resino sorprendió a todos cuando en la rueda de prensa previa al partido afirmó que habría rotaciones en el once inicial blanquivioleta. La comparecencia no contaba con la lesión de última hora de Javi Baraja. La indisposición del capitán rompía con la idea del toledano que formaba con el once esperado, merced a que Juanito necesitaba un descanso tras el desgaste físico desde su llegada a Valladolid. Con rotaciones o sin ellas el conjunto pucelano necesitaba la victoria para hacer del punto en Soria un buen tesoro
Óscar retornó al José Zorrilla para hacer partidos como éste. El salmantino es de los jugadores con más calidad de la categoría y era cuestión de tiempo verle dirigir al equipo. Pocos confiaron en él durante esta temporada, muchos le colocaron fuera del equipo en el mercado de invierno y el futbolista ha terminado por imponerse a todas las críticas. Lo ha hecho gracias a Abel, pero, sobre todo, gracias a sus ganas por devolver al Real Valladolid a Primera división. Su primer gol en la noche vallisoletana lo demuestra.
El Real Valladolid se había adelantado en el marcador muy pronto con gol de Jordi. Después, una indecisión del propio central catalán con Carlos Peña propició que Matabuena se introdujera el balón en su portería en el minuto 20. Pese a que el equipo blanquivioleta estaba siendo muy superior, se asustó con el empate y fue en ese momento en que se vio la implicación del capitán del equipo en el partido. Tan sólo tres minutos después de la igualada franjiverde, Óscar se hizo con el balón, trazó una diagonal y colocó el balón en la escuadra de la portería del Córdoba. Un golazo que eliminó todo posible miedo y que despertó la fiera de buen fútbol que los jugadores de Abel Resino llevan en el cuerpo.
Esta versión del Pucela asusta
Los errores que el equipo cometió ante el Numancia había que borrarlos y no hay mejor manera de hacerlo que con fútbol. Abel no quería otro partido loco y el plantel lo sabía. Por esto, los pupilos del toledano comenzaron a realizar transiciones largas, extensísimas, que dejaban a los andaluces sin posibilidades. Del movimiento constante del balón y de la impotencia visitante, el Real Valladolid puso tierra de por medio. Primero fue Nafti, con una gran jugada individual, y después, otra vez, Óscar González.
Pese a la maravilla del gol del ex del Real Zaragoza, medio tanto es obra de Nauzet Alemán. El canario, que será baja ante el Tenerife por ciclo de amarillas, luchó el balón hasta que encontró el fallo de Alberto. Eso sí, la calidad del canterano blanquivioleta hizo el resto, que no fue poco. El séptimo tanto de Óscar dejaba el partido finiquitado con tan sólo 40 minutos disputados.
Faltaba la guinda, el gol de Javi Guerra
El 4-1 que campeaba en el marcado antes del descanso era la confirmación de los tres puntos blanquivioleta pero no el fin de los objetivos del partido. La parroquia congregada en la avenida del Mundial 82 buscaba más. Quería, de primeras, un gol del pichichi del equipo y después rotaciones. El aficionado sabe de las limitaciones de la plantilla y de la importancia de determinados jugadores. Por esto, la parroquía quería el gol de Javi Guerra y el cambio automático del ‘9’.
Era un día especial y todo se cumplió. Javi Guerra anotó su vigésimo cuarto tanto de la temporada poco antes de ser sustituido y reservado para Tenerife. Esta vez el malagueño no fue el crack de la noche, dicho galardón correspondió a Óscar González o, mejor dicho, el mejor fichaje que Abel Resino pudo realizar jamás.
Imagen de 'Norte de Castilla'
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