Quizás, otro "buen momento para perder"

Javi Guerra cariacontecido tras el final del partido en Alcorcón (Norte de Castilla)
El Real Valladolid empata en Alcorcón y se despide del ascenso directo Primera. Tras adelantarse con dos goles de Nauzet, la presión amarilla volteó el marcador 

Hace casi un año, el 29 de mayo de 2010, el Real Valladolid perdía en El Alcoraz de Huesca y no podía asegurar la disputa del play-off de ascenso. Tras el partido, Mehdi Nafti, con gestos evidentes de fiebre en su cuerpo, atendía al micrófono de Radio Marca Valladolid. El franco-tunecino era preguntado sobre si la derrota llegaba en el peor momento posible, y él, con la personalidad que le caracteriza dio la vuelta a la tortilla. Aseguraba que “quizás es el mejor” para haber perdido la buena dinámica que llevaban los de Abel Resino. Para el ‘16’ blanquivioleta, la derrota ante Onésimo y los suyos fue un toque de atención para el vestuario. La demostración de que cualquiera te puede pintar la cara en un campeonato tan exigente como éste. 

Ahora, tras empatar en Santo Domingo, la situación del Real Valladolid es parecida. Los de Djukic no tiene margen de error y para ascender deben cambiar el chip. Por ello quizás es mejor hacerlo durante una semana completa que no verse obligado a dar un cambio radical en la cabeza en escasos días. De esta manera la noticia no es que el Pucela “tira todo el trabajo realizado”, lo importante es saber que, salvo milagro, el Real Valladolid será equipo de play-off pero lo será con unos condicionantes que no tuvo el año pasado. Esas condiciones con las que los de Djukic llegan al último tren del ascenso son aquellas que todo aficionado pucelano hubiera firmado en el mes de junio o durante los vaivenes económicos sufridos este año. 

Obligado cambio 
Es inevitable pensar en el play-off pero no hay que olvidar por qué se ha llegado a esta situación. Hay que analizar y hacer autocrítica de cómo y por qué el Real Valladolid ha perdido, por tercera vez en la temporada, una renta de 0-2 como visitante. Los dos golazos de Nauzet Alemán han valido para poco porque tras el segundo gol del ‘7’, el Alcorcón ha sido el dueño y señor del partido y ha terminado empatando. Lo ha hecho en un duro mazazo pero no en el fin de un cuento precioso escrito por un escritor serbio y humano. 

Los de Djukic no han sabido dominar la amplia renta conseguida y han terminado claudicando por la inestabilidad en campo propio y la ruptura del equipo. En los últimos 15 minutos Djukic ha leído mal el encuentro y Anquela ha dominado los últimos metros de su ataque. El mejor ejemplo es la visualización de los dos goles amarillos. Ambos se producen con dejadas atrás que los pucelanos no han podido evitar. La segunda línea amarilla ha desnivelado el encuentro y lo ha hecho porque Óscar González ya no estaba. Con la marcha del ‘10’ el Alcorcón se ha sentido cómodo y ha roto cuándo y cómo ha querido. Sin ‘Mágico’ no había unión en las líneas pucelanas y la ruptura del equipo en dos, era visible. 

¿Próximo enfrentamiento?
Los derroteros por los que fluía el partido en la segunda parte no eran los deseados y eso que lo de Nauzet no habían sido goles, habían sido mazazos. Los dos tantos del extremo canario llegaron en momentos clave del partido: uno antes del descanso y otro al poco de la reanudación. Pese a ellos, los de Anquela se sobreponen a todo y demostraron, una vez más, que lo suyo no es casualidad

Tras 90 minutos duros y exigentes, ambos equipos se citaron al final del partido. Lo hicieron con fútbol, casta y orgullo, virtudes en la que ambos conjuntos coinciden pero en el que el Real Valladolid gana rotundamente. Y no lo hace por una opinión personal, es de esa forma porque la diferencia de 12 puntos entre unos y otros así lo dictamina.

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