¿Cómo ha podido un club con los problemas extradeportivos del Pucela llegar a luchar por el ascenso? La respuesta es sencilla. Todos los jugadores han demostrado que estaban en el césped por un único objetivo, el Real Valladolid.

El 25 de septiembre de 2011, con el gesto de Javi Guerra en la celebración de su gol conseguido en Balaídos, el malagueño demostraba el sentir del equipo. Aquel día, el delantero enseñaba al mundo del fútbol que él y sus compañeros miraban solamente por la supervivencia del club. Pese a los rumores de salidas, entradas y los vaivenes económicos, desde el primer día se ha demostrado que este grupo de jugadores y cuerpo técnico están por y para el equipo. El gesto de Javi Guerra de señalarse el escudo fue sólo eso, un gesto, la demostración y el trabajo para defenderlo se hace de forma diaria, y ellos lo están consiguiendo.

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