Mientras Iván Hernández lucha por no dejar caer a su actual equipo, el Sporting de Gijón, a la Segunda división, repasa para ‘La linterna de Ángel Velasco’ todo lo vivido en aquellos días de celebración del ascenso y en aquella temporada mágica para el club. Para él no fue tan satisfactoria porque después del retorno a Primera conseguido en Tenerife tuvo que hacer las maletas. Su ascenso no se vio recompensado con un debut en Primera hasta dos años después. Su salida dirección Asturias le recompensó con un nuevo éxito y, esta vez sí, con el debut en la máxima categoría del fútbol español.

Pese a su salida tras el éxito, el madrileño no guarda rencor al Real Valladolid, más bien al revés, y lo mismo con Mendilibar con “el que me llevo bien”. Dentro de todo lo vivido con el hoy entrenador de Osasuna, Iván destaca que “era un entrenador cercano y que decía las cosas a la cara, algo que en el mundo del fútbol no es lo normal”. Más allá de todos los elogios lo que al futbolista más le sorprendió es que “cuando las cosas iban bien, los lunes siempre sacaba las cosas malas del equipo. Cuando gana parece que todo está bien y a veces no es así”. Esta última afirmación del hoy central del Sporting de Gijón demuestra la exigencia del cuerpo técnico de aquella temporada.

El cambio de los resultados 

La exigencia que ese año tuvo el equipo dio sus frutos pero Iván mira más allá y analiza el cambio de una temporada a otra. Antes del éxito de Mendilibar hubo una temporada desastrosa con dos entrenadores que no conectaron con el equipo. “Obviamente se cambiaron jugadores, cada uno con sus cualidades, y se cambió de entrenador, pero luego te das cuenta que lo que te da la confianza anímica y para trabajar son los resultados”.

El vestuario cambió e Iván guarda un gran recuerdo de todos los futbolistas que llegaron aquel verano. Cada uno tenía sus cualidades y cada uno aportaba lo que su juego requería: “Álvaro Rubio era la calma y el equilibrio. Borja era un derroche de fuerza y de abarcar campo. De la Cuesta era rápido y se colocaba muy bien. Mario era muy joven pero fue creciendo y luego estaba Iñaki. Lo veías y no parecía nada del otro mundo pero era muy inteligente y sacaba partido a sus cualidades en ese fútbol que podríamos llamar oscuro”. Entre todos, y cada uno con los que sabía hacer forma un equipo en el que como todos “cada uno tenía sus cualidades e intentaba ponerlas al servició del club".

Eso sí, entre todas esas incorporaciones, Iván quiere destacar una, la del cancerbero Alberto López. “Era experiencia en todos los aspectos”, afirma Hernández. “Venía de jugar 19 años en la Real Sociedad y siempre tenía ese consejo, esas palabras sabias en momentos determinantes”. El trabajo fuera del césped del histórico portero ayudó a un equipo que cumplía a la perfección el término familia.

El recuerdo de ‘La leyenda del Pisuerga’ 

Para materializar el ascenso había que ganar en Tenerife. Ese partido especial “porque era la primera vez que teníamos la oportunidad de jugar para ascender y hacer, en lo personal, algo importante”. Tras la victoria llegó la celebración y, al día siguiente, la llegada a Valladolid. De todo ello se acuerda Iván y lo hace con mucha alegría y nostalgia.

“Me acuerdo que veníamos de camino y nos mandaban mensajes para decirnos cómo estaban los puentes”, cuenta el madrileño antes de relatar el momento más inolvidable del retorno, el viaje en ‘La leyenda del Pisuerga’ que califica como “espectacular”. “Lo fue porque fue algo diferente”. Lo vivido aquel día fue diferente, fue “inolvidable”. "Lo de aquel día lo tengo como recuerdos que siempre estarán ahí. Pasarán los años y te olvidas de algunos días pero hay otros que los recuerdas como si fueran ayer y ése es uno de ellos”.

Lo vivido en la Plaza Mayor, en el autobús o en el barco es una huella imborrable en Iván, el cual desea que el actual vestuario pueda vivir el próximo mes de junio. Cree que así será porque ve que el equipo de Djukic “está jugado bien”. Aunque en su opinión aún le quede lo más complicado, Iván Hernández confía “en que las cosas les vaya bien y puedan ascender”. Así sea.

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