La vuelta de dieciseisavos de final en la Nueva Condomina fue un partido muy extraño y peculiar en relación con lo visto en la Liga en lo que al Real Valladolid se refiere, y es que si al equipo de Mendilibar se le acusa en el torneo regular de falta de puntería, ayer en el comienzo del año del centenario de Real Murcia fue todo lo contrario porque marcó tres goles con una efectividad casi total, en un partido que domino en juego y ocasiones el equipo de Lucas Alcaraz.

La clasificación a octavos es muy importante en muchos aspectos: es una inyección de moral para toda la plantilla, pero sobre todo para los suplentes que ayer demostraron que están a disposición del Mendilibar cuando este lo desee, cabe destacar a su vez que los tres goles fueron de jugadores no titulares (Ogbeche, Diego Camacho y Estoyanoff), la clasificación independientemente del rival que toque mañana Viernes, propiciará que toda la plantilla lleve el mismo ritmo de partidos, este fue en gran parte el secreto del histórico Valladolid del año pasado.

La venganza se sirve siempre fría y ayer fue un claro ejemplo, el Real Valladolid devolvió a los murcianos el 1-4 de principio de temporada pero de una forma que duele más, en el comienzo de las fiestas del centenario del equipo pimentonero, siempre han existido clases y ayer Mendilibar dió una de educación y saber estar a Lucas Alcaracaz al comportarse como un señor y no realizar cambios cuando tenía la eliminatoria conseguida, hecho que si que hizo el entrenador del Real Murcia en su última visita a Zorrilla con 1-4 en su haber y con dos jugadores más sobre el campo.
Imagen de los tres goleadores en la noche de ayer en la Nueva Condomina