Un golazo rompe un correcalles

El Real Valladolid cae derrotado en Getafe merced un gol de Casquero en el minuto 83. En conjunto blanquivioleta no desentonó en un partido que pudo ganar cualquiera de los dos equipos. Se anuló escandalosamente un gol a Bueno.

Ni Costa ni Manucho. Con estas dos bajas en la parte ofensiva del equipo, el Real Valladolid, y Mendilibar en particular, tenían que improvisar. Finalmente el equipo saltó al terreno de juego sin delantero centro. La referencia ofensiva era Alberto Bueno, que con Canobbio, jugaría como el año pasado lo hacía el propio uruguayo con el hoy albinegro Víctor. Del resto del once destacaba la incursión de Sesma en el extremo izquierdo y la presencia de Pelé y Borja como medios centros. Álvaro Rubio era descartado finalmente en el propio estadio.

Con todo esto y con el Getafe esperado delante, el partido comenzaba. Más que llamarlo encuentro los minutos decidieron ponerle el calificativo de correcalles. Las jugadas de un equipo eran contrarrestadas por las de otro de una manera inmediata. Gavilán y Pedro León, al que tras el encuentro no le quedará ninguna duda del “cariño” que se le tiene en Valladolid, por un lado, y Nauzet y Sesma por el otro, llevaban el juego de sus equipos. Ambos entrenadores pusieron en liza grandes extremos y estos hacían estragos en las defensas rivales.
El partido era un toma y daca. Cuando un equipo pasaba la primera línea de presión del rival llegaba casi al área contraria. No existía el centro del campo, sobre todo en el bando local. Boateng tenía que luchar contra Borja y Pelé. Parejo, muy desacertado, no contribuyó en ningún momento para que su equipo mantuviera la posesión de balón.
El juego era directo, constantes búsqueda en las bandas y centros de los extremos buscando rematador. El Getafe contaba con Soldado, gran rematador, pero el Real Valladolid no. Por ello cuando el balón estaba en la banda el objetivo del jugador blanquivioleta que lo llevaba era el centro largo, el centro al segundo palo, para que el extremo de la otra banda o el media punta tuvieran libertad de remate.
En dos de estas jugadas llegaron las ocasiones más importantes del equipo blanquivioleta en la primera parte. La primera transcurrió en una contra en banda derecha, el centro de Nauzet lo dejaba pasar Canobbio. Todo de cara para que Sesma, sólo, anotara el primer tanto, pero apareció Codina. El canterano madridista acertó en rechazar el esférico y enviarlo a saque de esquina. La segunda, terminó en gol, pero anulado. El balón entró en la mallas aunque no se puede hablar de tanto anulado porque el colegiado anuló el desmarque de Sesma que terminó en el centro que Nauzet alojó en las mallas azulonas. El bagaje del equipo era este. Canobbio y Bueno buscaban más el juego por le centro en posibles contras. Su velocidad y calidad con el balón en los pies podría determinar el partido y es que, al defensa azulona no estaba muy acertada. El cuadro de Michel depende mucho defensivamente del Cata Díaz, y el argentino mostró que no era su tarde. Dos cesiones suyas, una en cada parte, casi le cuestan un gol a su equipo. En una Cortés, bajo palos, y en la otra Codina salvaron los muebles.

Gol legal de Bueno anulado
La segunda parte comenzaba como había terminado la primera. Poco centrocampismo y continua sensación de peligro de ambos equipos en las dos áreas.
El Real Valladolid dominó claramente los diez primeros minutos, tan importantes para un entrenador. Pero no acertó. En los escasos primeros diez minutos, el conjunto de Mendilibar dispuso de dos ocasiones claras. Una, la primera, no la acertó a meter Borja cuando tenía todo de cara para hacerlo; y la segunda, no la quiso conceder el árbitro por un motivo que aún se desconoce. Seguramente por fuera de juego, pero viendo las imágenes cuesta creer que un línea de Primera División, y por lo tanto de primer nivel, pueda anular un gol que es legal por un par de metros y estando en una situación idónea. Algo inexplicable.

Michel cortó el problema de raíz
El entrenador del Getafe dio una clase a todo aquellos que no le veían, y siguen viendo, capaz de trabajar en un proyecto en Primera. En el minuto 56 vio que el problema del centro del campo en su equipo no mejoraba. Por ello dio salida del campo a Parejo para dar entrada a Casquero. El toledano otorgó muchas mas seguridad al equipo. Creó el centro del campo azulón, dio jerarquía y líneas a un equipo que vivía del acierto de las bandas y del remate de Soldado. En una de estas jugadas, una internada de Manu del Moral en banda izquierda terminaba con el pase atrás del ex rojiblanco y el golazo de Casquero. Un mazazo, para unos justo, para otros injusto, pero que dejó el Real Valladolid sin margen de reacción.

Al finalizar el partido, uno se da cuenta que este encuentro se podría extrapolar a un combate de boxeo entre dos buenos púgiles. Ambos golpearon en varias ocasiones y pese a que el boxeador con calzón azul golpeó en más ocasiones, el rival se supo defender. Se defendió hasta que a falta de pocos minutos para el final, un gancho de derechas le mató. El golpe tiró por la borda un partido que pudo haber sentenciado de no ser por el colegio.

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