Y que digan que la segunda es aburrida...

Aún recuerdo la portada del diario AS el día siguiente del antológico empate a tres entre Real Madrid y Barcelona en la temporada de la remontada. Aquel 11 de marzo de 2007 el segundo periódico deportivo de mayor tirón en España titulaba “Viva el fútbol”.Aquella portada era el reflejo de un partido vibrante, un encuentro lleno de goles, tensión, ocasiones, paradas…en resumen, un gran partido. Hacemos memoria de aquel encuentro para resumir lo ocurrido el pasado domingo por la mañana en el estadio del Rayo Vallecano.

En el partido adelantado a la mañana del domingo entre el equipo madrileño y el Hércules se vio un encuentro de fútbol en condiciones. Los contendientes, ambos gallitos de la categoría, prometían un espectáculo pero en ningún momento podían haber imaginado lo que consiguieron en 90 minutos.
El marcador final, empate a cuatro, es sólo un ejemplo, porque las innumerables ocasiones, la emoción o el ambiente en las gradas son lo que colaboraron para hacer de un partido de la Liga adelante uno de los mejores encuentros recordados y posiblemente, uno de los mejores partidos del año 2010, que acaba de empezar.
El encuentro comenzó con un gol del central visitante Rodri. Una falta lanzada por Farinós era rematada por el central para dejar a su equipo en ventaja a la conclusión de los primeros 45 minutos. Con el 0-1 del descanso nadie podría imaginar que se produciría un resultado como el final, pero ya se sabe, fútbol es fútbol, no explicaciones.

Nada más comenzar la reanudación el Hércules tomó más ventaja. Un penalti absurdo de Iban Cuadrado, debutante en el conjunto local, era transformado majestuosamente por el ex del Valencia e Inter de Milán, Javier Farinós. Con este marcador el partido parecía resuelto. La cifra de diez goles encajados por el equipo de Esteban Vigo en las 19 jornadas anteriores hacía de la remontada una utopía. Pero es que enfrente no estaba cualquiera equipo, estaba el Rayo Vallecano. El histórico equipo de Teresa Rivero tiene un bagaje ofensivo tan alto que este verano dejó marchar a Jesús Perera, casi nada.
Por ello y comandados por el ofensivo entrenador Pepe Mel se lanzaron al ataque. Lo hicieron desde el primer minuto. De ahí que en la primera jugada tras el gol rival, Piti, ojo al futuro del canterano maño, recortaba distancias. 1-2 y más de 40 minutos por delante para disfrutar de un partido que iba a hacer malo el dicho absurdo de que la Segunda División española es aburrida.
Con el resultado en contra saltó a la palestra el crack del equipo local, David Aganzo. Con el ex blanquivioleta en plan estrella el equipo rojiblanco se puso por delante en tan sólo un minuto. Primero al empatar, tras transformar un penalti que le hicieron a él mismo, y segundo, tras rematar libre de marca, casi el primer fallo en defensa del equipo de Vigo en toda la Liga, un corner botado por Susaeta. Remontada local pero no final, porque estamos hablando del minuto 61 de partido. Aún quedaban 30 minutos, y lo que es mejor, siete minutos finales de verdadero infarto para el aficionado.

22 minutos de "relax"
Del segundo tanto de Aganzo al siguiente pasaron 22 minutos pero el partido no vivió un periodo de descanso, sólo uno de menor puntería ofensiva y mayor defensiva, sobre todo en los porteros. El partido tenía una sorpresa en los minutos finales. Un regalo de tres goles.

En el minuto 83, el partido se retrasó 70 minutos. Se produjo el mismo gol que en la primera parte. Falta que lanza Farinós y que acaba en el fondo de las mallas. Esta vez su autor no fue Rodri, ni tan siquiera fue un jugador del Hércules, fue Iban Cuadrado, que cerraba un debut para olvidar. 3-3 y sin tiempo para descansar porque casi nada más sacar de centro del campo un fallo en una cesión de Ángel provocó el 3-4 y el delirio en los casi 400 aficionados alicantinos llegadas hasta Madrid.
En el minuto 88 el equipo alicantino parecia cerrar el encuentro y lo hacía de forma injusta, no porque el equipo de Esteban Vigo no fuera digno merecedor de la victoria, sino porque el equipo de Pepe Mel hizo los mismos méritos que el rival para hacerse con los tres puntos.
Por una vez hubo justicia en el fútbol y en el descuento el Rayo se tomó la venganza por lo ocurrido. Falta que lanza Albacar y Coke hace el empate final. Tanto del empate muy parecido al primero y tercero de los visitantes pero con la única salvedad de que esta daba por concluido un partidazo. Un encuentro que pone en todo lo alto el juego y el estilo de dos equipos que llegaran a la máxima categoría en no mucho tiempo.

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