El Pucela muere con las botas puestas

Un Real Valladolid muy digno todo el partido cae ante el Barcelona en un partido en que el conjunto culé marcó los tempos y que mató en momentos claves. Dos goles en tan sólo un minuto dejaron K.O. al equipo local.

Minuto 89, casi el descuento del partido, y la imagen blanquivioleta era clara y el reflejo del encuentro. El Real Valladolid pese a lo abultado del resultado seguía fiel a su idea y continuaba haciendo, o intentando, su juego. La presión desde la primera línea ofensiva del equipo había sido dura, y el equipo quería dejarlo claro, quería mostrar al mundo futbolístico que no está muerto, que no está sin ideas.
Pese a que el equipo de Mendilibar estuvo en el partido los 90 minutos es difícil jugar ante un equipo así, la rapidez de juego, el movimiento de balón o la presión del Barcelona son armas muy difíciles de contrarrestar por la humildad de un equipo, pese a eso y a que en dos minutos el conjunto culé mató el partido el Real Valladolid estuvo en el campo y lo hizo con mucha dignidad.

Pese a que algunos hablaran más de la cita de dentro de siete días ante el Almería, el Real Valladolid no quería ver más allá del partido ante el todopoderoso Barcelona. Por ello desde el primer momento salió a luchar todos los balones, a presionar en campo rival, volvía a ser el Real Valladolid. Regresaba al terreno de juego un equipo alegre, luchador, ofensivo y atrevido, y lo hacia de dos maneras distintas. Una, la primera, hasta el minuto 22, otra, la segunda, posterior a este minuto y hasta el final del encuentro. En los primeros 20 minutos el equipo de Mendilibar gozó incluso de más ocasiones de gol que el de Guardiola, pero la falta de pegada de los blanquivioletas, hoy se puede dar la magnífica noticia del regreso de Manucho, fue vital. En cambio, en el bando azulgrana no hay escasez de puntería. En tan sólo dos minutos anotó dos goles que mataron el partido y provocaron el cambio de fase en el partido. Con el 0-2 y en el minuto 22 el encuentro tomó una dinámica distinta. El equipo visitante se vio con una ventaja de dos goles casi sin darse cuenta y por ello comenzó a jugar y mover el balón con mayor tranquilidad, fluidez y seguridad, en cambio, el equipo local pese a seguir con la misma intensidad y lucha tenía el peso moral de dos goles muy seguidos que hacían del objetivo de puntuar algo casi imposible.

A Messi sólo le queda uno
La charla blanquivoleta en el descanso tuvo resultado en el comienzo de la segunda parte. El equipo de Mendilibar comenzó muy fuerte el segundo tramo del partido, lo hacía con seguridad, con jugadas trenzadas…Alrededor de ocho minutos de dominio violeta que no tuvieron reflejo en el marcador. Pero todo cambió cuando el Barcelona se lo propuso, se concienció de cerrar el partido y con un robo de balón empezó a encerrar al rival en su área. Presión, presión y más presión. Fueron un par de minutos agobiantes en los que el equipo culé demostraba que tarde o temprano mataría el partido con un tercer gol. Dicho tanto llegó, y lo hizo en las botas de Messi.
Aunque parezca mentira es el primer tanto del argetino al Real Valladolid. Hasta el día de ayer el equipo blanquivioleta y el Villarreal era los únicos equipos a los que no había marcado el joven crack argentino. Ahora sólo le queda el equipo de Valverde, pero como es de suponer no tardará mucho en romper la red amarilla.

Carlos Lázaro se ganó el puesto
Cuando la temporada pasada el Real Valladolid Promesas consumaba su descenso a Tercera división española, Carlos Lázaro no podría imaginar que jugaría un partido ante el Barcelona. Realmente y pese a realizar la pretemporada con el primer equipo, ni él ni nadie hubiera apostado un sólo euro a que hubiera debutado, pero Mendilibar, una vez más, y pese a lo que diga la gente, ha mostrado personalidad. La ha mostrado hace una semana en Santander dándole la titularidad y en la noche ante el Barcelona al darle regularidad por los méritos que realizó en su debut en Primera División. Hay personalidad en el banquillo y calidad en el olmedano que deben ser aprovechadas, pero sobre todo, valoradas.

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