A mediados del mes de enero Carlos Lázaro vivió uno de los pasos más importantes de su carrera. El 16 de enero era convocado para su primer partido oficial con el Real Valladolid. El encuentro en el Sardinero supuso su primera convocatoria y posteriormente su primer partido, ya que para sorpresa de todos, el vallisoletano fue titular en su primera convocatoria. Tras aquel partido, el olmedano, no es que haya sido un fijo, que ya lo era antes, de los entrenamientos, sino que, desde aquel 17 de enero es uno más en las convocatorias del primer equipo pucelano. El cambio de entrenador no le ha influido en su progresión, ya que pese a que Mendilibar fue quien le dio la alternativa, el cambio fue para colocar a un entrenador que le conocía a la perfección.
Onésimo y Carlos se conocen, ambos saben que pueden dar de sí el uno y el otro, y cuales son las posibilidades que dan ambos.
Desde que Mendilibar le hiciera debutar, por sorpresa, el 17 de enero en los Campos de Sport del Sardinero el jugador nacido en Medina del Campo ha jugado la no despreciable cifra de 400 minutos, repartidos en cinco partidos, de los cuales disputó cuatro como titular, y tres de ellos en su totalidad. Visto el número de minutos disputados, y que el año próximo sea en la categoría que sea, el Real Valladolid pierde a Borja y Pelé por finalización de contrato, Carlos Lázaro ha pasado de ser una promesa a una realidad en poco tiempo.

Por otra parte, la afición, siempre importante dentro de un equipo, está contentísima con el rendimiento del canterano. Desde la salida este verano de Sergio Asenjo los blanquivioletas necesitaban un referente propio, un icono salido del trabajo de los anexos y Lázaro cumple los requisitos: es joven, es castellano y desde que era un autentico niño ha estado vistiendo la camiseta del Real Valladolid. Si todo va como ha funcionado en este mes y medio, Lázaro está señalado para dirigir al conjunto pucelano, pero no sólo en el futuro lejano, sino en el corto y en el presente.