No lo voy a negar. En el momento que me enteré que Onésimo se hacía con las riendas del primer equipo del Real Valladolid, me vino a la cabeza la primera imagen que tengo del preparador vallisoletano. Esta secuencia se trata de un gol que anotó el hoy entrenador del equipo blanquivioleta como jugador del Sevilla en el José Zorrilla, en la portería del fondo norte del estadio blanquivioleta para ser mas exactos. Su efusiva celebración enfureció a una grada que vio como el jugador no “respetaba” a la afición que le apoyó cuando en 1986 debutaba con el primer equipo violeta. Esta imagen me hacía tener una mala percepción de Onésimo hasta esta semana.

Hace una semana justa, ‘One’ ofreció su primera rueda de prensa como entrenador del primer equipo. En ella dijo lo que se esperaba, lo típico, sin sacar los pies del tiesto y mostrando uno de sus ideales, el buen humor. Tras eso nada cambió, sólo aprecie que estaba contento, ilusionado, pero ¿quién no lo estaría? Pasar de Tercera a Primera no pasa todos los días. Como él mismo dijo, pasar de pensar del Venta de Baños al Valencia, es un salto importante. Duro pero ilusionado porque dirigiría durante, al menos, cinco meses, al equipo que le vio nacer futbolísticamente hablando, claro.
Tras la presentación ya se pudieron ver imágenes de los primeros entrenamientos, y ahí fue donde me gustó. Le vi enérgico, con fuerza, con carácter. Y me encantó. Más si cabe cuando he podido ver el vídeo que Canal Plus le hizo durante su primer partido al frente de un banquillo de Primera. Energía, amor por el escudo y sabe estar. Quiere inculcar en sus jugadores la lucha por unos colores que definen a una ciudad y a una afición que vive desilusionada una temporada que empezó dando a su equipo nombres. Porque el tiempo ha demostrado que los fichajes de Roberto Olabe son nombres, si, jugadores con nombre dentro del mundo del fútbol como Pelé o Manucho, que con casi seis meses de Liga no han demostrado nada, pero nada, nada.
Volviendo al tema que nos refiere ahora, en un principio me costó creer en Onésimo y en su filosofía, pero es que el shock por el despido de Mendilibar fue tan grande que muchos nos quedamos obtusos. Ahora pasada la primera semana, y porque no decirlo con un ridículo en el tintero, he de comentar que confío en Onésimo y en su forma de trabajo. En quién ya no creo es en jugadores como el idolatrado Haris Medunjanin. Espero que el bueno del barrio de la Pilarica sepa encontrar a gente comprometida con los colores que le han dado a él todo en esta vida.

‘One’, estamos contigo, pero no porque de ahí este nuestro futuro, que también podría ser, sino porque en una semana nos has dado motivos para creer en ti. Espero, como agua de mayo, que el tiempo nos de la razón y que pasados cuatro meses nos hayamos quedado en Primera.