El Real Valladolid cierra el ataúd

Tras el ridículo de Jerez, el equipo no se presentó al partido ante el Villarreal, en el que los amarillos se impusieron a medio gas. Lo único positivo del encuentro fue el regreso de Sisi tras seis meses y el debut de Sergio García.

‘Vergüenza torera’ se esperaba que tuvieran los jugadores blanquivioletas, pero nada. Tras el ridículo de hace una semana ante el Xerez la afición ansiaba que los once jugadores que saltaran al terreno de juego fueran once gladiadores, como fueron en Riazor, pero no. El equipo volvió a ser un grupo de jugadores en un terreno de juego en que sólo tratan de salvar su prestigio, y no luchar por un objetivo común, lo que ha llevado a la institución a la situación en que se encuentra. Para redondear la faena de una tarde desastrosa, Haris Medunjanin se encaró con la grada, ya que esta la tomó con el bosnio, y es que el José Zorrilla que ha tratado tan bien al ‘5’, esperaba otra respuesta por su parte, y no la que ha dado a lo largo de la semana pasada.

Cuando un equipo está en el penúltimo puesto de la clasificación, y sale sin intensidad, sin fuerza en un partido que puede marcar el devenir del futuro, la afición estalla. Es lo mínimo. Ya lo dijo Marcos en su día “te pueden ganar, pero que cuando termine el partido tu gente debe ver que has luchado, que has muerto con las botas puestas”, pero nada. El equipo salió apagado, sin fuerza, y de ahí vino el primer tanto del Villarreal. Un tanto histórico pues es el primer gol que el equipo amarillo anotaba en el José Zorrilla en el campeonato de Liga en toda su historia. Con el 0-1, lo de siempre, bueno lo de esta temporada, y sobre todo, lo de los últimos meses. Con el marcador en contra, el equipo se convierte en su peor enemigo, se transforma en un equipo sin fuerza, sin ganas, y más pendiente de sus nervios, de su estado mental que del partido y de cómo parar al rival. Este estado de nervios provocó que la defensa jugara al límite del fuera de juego, y que los delanteros del Villarreal estuvieran muy cerca de cerrar el partido, sobre todo Joseba Llorente, pero en su caso, su gol, al límite del reglamento, fue anulado por Estrada Fernández, que pese a lo fácil del encuentro, cuajó una labor triste, pues ambos equipos fueron perjudicados por sus decisiones.
Con la sensación de que el Villarreal estaba jugando al 50% y que el Real Valladolid era incapaz de poder da una sola gota más, los dos equipos se fueron al descanso. De todos estos jugadores que se marcharon a los vestuarios destacaba uno: Sergio García. El canterano saltó al terreno de juego en el minuto 34, y con él se producía el debut de uno de los jugadores con mayor potencial de la cantera blanquivioleta. Un jugador que había entrado en distintas pretemporadas y en algunos entrenamientos, debutaba de la mano de Onésimo en un claro gesto del entrenador de que tal y como suceden las cosas uno confía más en la persona que en el futbolista.

Haris otra vez protagonista
Siempre he creído en lo que se conoce como ‘el jugador refresco’, aquel futbolista que, por los motivos que sea, destaca más cuando juega en final del partido, a cuando sale de titular y disputa los 90 minutos. Onésimo era así, pese a que no le gustara, y Haris Medunjanin creo que también. Pero en la disputa el partido ante el Villarreal, uno se da cuenta que hay algo más. Que el entrenador prefiera sacar al terreno de juego a un futbolista que no ha jugado con regularidad en toda la temporada, Héctor Font, en lugar de un jugador, que cuando menos, ha ido convocado siempre, Haris, hace pensar que hay algo detrás. El bosnio posee calidad pero ni con Mendilibar ni con Onésimo se ha ganado la titularidad, y ya van casi dos años de estancia en la capital del Pisuerga. Algo ocurre, pero, pese a todo la afición tenía al ‘5’ idolatrado, hasta el partido con el Villarreal. Su gesto poco después del gol de Nilmar, el 0-2, hizo saltar la alarmas y encrespó, aún más, los ánimos de la afición. Haris Medunjanin volvió a ser protagonista, como la había sido a lo largo de la semana, y como la ha sido a lo largo de la temporada, cuando, como esta vez, salía del banquillo, pero siempre por algo positivo, no por provocar a una afición que siempre le había querido e idolatrado, hasta ese gesto, por el cual el bosnio debe disculparse a la mayor brevedad.

Onésimo quiere ser despedido
Jamás, en la vida, un entrenador puede dar una rueda de prensa como la que Onésimo Sánchez realizó tras el partido ante el Villarreal. Pese a que en momentos como este, uno agradece un poco de sinceridad, que el entrenador que lidera un equipo diga frases del calibre: “desde que he llegado yo no es que las cosas hayan mejorado, es que ha empeorado”, o “mis números son para despedir a un entrenador profesional”. Declaraciones como las que Onésimo realizó terminado el encuentro, y quizás las posibilidades del equipo de mantener categoría, son el claro ejemplo de un entrenador que no se ve capacitado para sacar esto adelante. Por ello, ahora es el turno del club y de sus dirigentes de ver como quieren terminar esta desastrosa temporada: con orgullo o con ridículo. Y Onésimo ahora mismo, por sus palabras, no cree ni sabe como sacar este adelante.


1 comentarios en "El Real Valladolid cierra el ataúd" ¡¡Anímate!! y participa

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Sentimiento Perico comenta....

Tal y como dices, el Real Valladolid esta sentenciado.

Escuche por la radio como Medunjanin provocaba a la afición vallisoletana, lamentable.

Saludos.