Ha sido llegar un veterano de los banquillos como Javier Clemente, y Valladolid ha creído en la salvación. Es cierto que los pensamientos de la afición no son de que el equipo el próximo 16 de mayo estará fuera de los puestos de descenso, pero si de que con Javier Clemente dirigiendo a esta plantilla, el equipo tiene más posibilidades de seguir en Primera, o en caso de descender, hacerlo con dignidad, algo de lo que carecía el equipo por lo visto el domingo en la derrota en el Zorrilla ante el Villarreal o siete días antes cuando el Xerez, el colista, le endosó un doloroso 3-0.

Javier Clemente tiene experiencia, básica para llevar el vestuario y la situación actual, carácter, algo que con los tristes acontecimientos acaecidos en Valladolid en la última semana, es más que necesario, y lo que es más importante, conocimientos de fútbol. Pese a que muchos tan sólo recuerden al vasco como el entrenador que hizo un mal papel en el mundial de Francia en 1998, que firmó el descenso del Tenerife en 2002 y el del Murcia en 2008, ‘el rubio de Baracaldo’, como se le conoce futbolísticamente, fue capaz de ganar un título de Liga con el Athletic de Bilbao con tan sólo 32 años, para a la temporada siguiente conseguir repetir el campeonato regular de Liga, añadiendo la Copa del Rey y posteriormente la Supercopa de España. Si con este currículo no bastara en 1992 se hizo con el poder de la Selección Española con la que, pese a las críticas, tan sólo perdió ¡seis! partidos de los 62 que dirigió entre el mencionado 1992 y 1998.

Clemente está en Valladolid ya, y es que ya ha tomado contacto con el equipo, y estoy convencido que lo hará bien porque si consigue contagiar a la plantilla de tan sólo la mitad de optimismo que ha contagiado a la afición, el equipo saldrá en los ocho partidos que quedan de Liga con el cuchillo entre los dientes, con entusiasmo, pero sobre todo, con convencimiento de que aunque la situación es complicada se puede creer porque “es posible, y si es posible hay que luchar por ello”.