Sí se baja, que sea así, con casta

El Real Valladolid se impone al Sevilla tras merecer golear en los primeros 80 minutos, pero sufrir demasiado tras el golazo de Cala en el minuto 83. El planteamiento de Clemente resultó perfecto.

Jacobo, Pedro López, Nivaldo, Sereno, Del Horno, Borja, Baraja, Barragán, Nauzet, Diego Costa, Manucho, Marcos y Marquitos, todos, los trece jugadores que puso en liza Javier Clemente en el encuentro ante el Sevilla, merecen la felicitación. Incluso ‘el rubio de Baracaldo’ merece ser felicitado pues en pocos días ha conseguido imprimir al equipo carácter y hacer para un partido vital un planteamiento simplemente perfecto. Miró al Sevilla, pensó que hacer para parar su juego y lo puso en el terreno de juego. Finalmente el resultado, 2-1, pero sobre todo, la sensación de que se ha dado un baño de fútbol, ocasiones y raza al cuarto clasificado de la Liga BBVA hacen aumentar el optimismo en Valladolid. A todo esto, el colegiado no pasó desaparecido y escamoteó dos penaltis claros al débil, al Real Valladolid, en la primera mitad.

Tras el punto conseguido en Tenerife, el Real Valladolid necesitaba conseguir la victoria contra el Sevilla, no tenía otra opción. El equipo lo sabía y la afición también, por ello, los 11 jugadores salieron a morder en el terreno de juego, y la afición llenó en casi su totalidad el estadio para llevar a su equipo en volandas. El partido comenzó con una presión asfixiante sobre los jugadores hispalenses, de aquí salieron muchas faltas locales que terminaron con dos amarillas, una para Henrique Sereno y otra para Antonio Barragán, ambas hacían presagiar lo peor, porque hacían que dos jugadores de defensa estuvieran condicionados con casi 80 minutos por delante. Finalmente no pasó nada, aunque pese a esto, hay que ver que la amonestación que vio el portugués era evitable por parte del ex del Vitoria. A Álvarez Izquierdo, colegiado del encuentro, no le tembló la mano cuando tuvo que amonestar a los jugadores del Real Valladolid, pero si que le costó a la hora de señalar un penalti claro sobre Diego Costa. Del Horno en banda izquierda ponía un balón a Diego Costa que escorado intentaba entrar en el área, en ese intento de penetrar y dar el pase atrás llegó Drago y de la velocidad con la que iba, se llevó por delante al pichichi blanquivioleta. Pese a la claridad de la acción el colegiado, y su linier, decidieron dar saque de esquina en lugar del claro penalti.

La acción no pitada en el área sevillista no desesperó a los jugadores de Clemente, más bien al revés porque desde tras ese minuto 13 el equipo empezó a carburar y a hacerse el amo y señor del partido. Cuatro minutos después de la acción de Diego Costa, Nauzet empezó a ser el protagonista. Desde que el canario llegó a Valladolid siempre ha dicho que su sitio es el centro, no la banda, y ante el Sevilla con mayor libertad de movimientos se lució. El ‘7’ tuvo en los primeros 45 minutos tres ocasiones claras, sobre todo la segunda. En el minuto 26, un buen pase de Borja dejaba a Nauzet, tras un recorte digno de grandes jugadores, solo ante Palop. En el intento del canario de buscar la escuadra, el balón se le fue fuera. Lo que podía haber sido el primer gol del Real Valladolid terminaba en la tercera ocasión clara del equipo, pero en eso, ocasión, y ya se sabe, quien perdona lo termina pagando. Los de Clemente merecían un gol de ventaja, y más tras la clara ocasión del canario, pero no llegaba y pasaban los minutos. Cuando el partido llegaba a su descanso, el colegiado señaló una de las innumerables faltas a Diego Costa. El centro milimetrado de Nauzet Alemán terminaba en las mallas. El propio Diego Costa, libre de marcaje, remataba con gran fuerza y daba al equipo ventaja. Superioridad en el marcador, que pese a ser escasa era merecedora porque los datos en el intermedio eran claros para un equipo y para otro, cinco ocasiones de gol del Real Valladolid por ninguna del equipo de Antonio Álvarez. Los primeros 45 minutos de partido no dejaban claro quien era el equipo de Liga de Campeones y quien el de puestos de descenso.

Manucho aumenta la ventaja
Que el Real Valladolid saliera a morder desde el comienzo era de esperar, pero que el Sevilla hiciera tan poco en la primer parte era algo por lo que nadie hubiera apostado. Por ello, era de suponer que el equipo de Antonio Álvarez reanudara el partido con intensidad, con fuerza, pero nada. El Real Valladolid no quería dar oportunidades al Sevilla y, la mejor opción era poner tierra de por medio con otro gol, que llegó. Al comienzo de la segunda parte el equipo de Clemente no falló y anotó el 2-0. Lolo perdía un balón, con ayuda del mal pase de Cala, y Diego Costa montaba la contra. El brasileño encaraba a Squillaci y a su vez, le apoyan Barragán por la izquierda y Manucho por la derecha. Diego Costa era sabedor de que la opción de hacer el doblete en esa jugada era imposible, no tendría hueco. Por esto, esperó a que Manucho pisara área para darle el balón y que el angoleño pusiera tierra de por medio, que puso merced a un zurdazo que se alojó rozando la escuadra de Andrés Palop. 2-0 y delirio en la grada. El José Zorrilla había hecho caso a Clemente y apoyaba al ‘9’, que había sido muy criticado a lo largo de la temporada, pero que para el encuentro ante el Sevilla contaba con todo el apoyo de la afición.

Pese a la ventaja de dos goles, el Real Valladolid no se dormía. El ejemplo es que tan sólo cuatro minutos después del gol de Manucho, Diego Costa se plantó solo ante Palop pero su disparo bajo fue interceptado por el portero hispalense que quería mejorar el hasta ese momento, desastroso encuentro de su equipo, en general, y de él, en particular.

Aparece el Jacobo de Almería
No podía ser de otra forma. Pese a que el Real Valladolid había sido merecedor de ganar el partido y por un resultado cercano al 3-0, 4-0, el equipo terminó sufriendo, y todo tras el minuto 83. En dicho minuto, Cala recibió un balón en la banda izquierda, su recorte sobre Manucho hacia dentro le dejaba posibilidad de disparo que no desaprovechó. No perdió, y de que manera, su disparo desde 25 metros se coló por la escuadra de un Jacobo, que tan solo pudo mirar con sorpresa la belleza del segundo tanto consecutivo del ‘28’ hispalense.

Con el tanto del Sevilla era de esperar que los visitantes apretaran y los locales sufrieran, más si cabe, después de que Marquitos, escasos segundos después del tanto andaluz, desaprovechara una clara ocasión para matar el partido. Con el fallo del ibicenco todo quedó en manos (mejor dicho, pies) del portero del Real Valladolid. El Sevilla en los últimos minutos apretó y acogotó al equipo de Clemente en el área, pero en estas apareció el Jacobo que deslumbró en la primera jornada de Liga en Almería.

Cuando el partido agonizaba, un centro desde el borde del área izquierdo de Lolo se paseaba por el área de Jacobo. Al final, en el último segundo, en el último metro, surgía un desparecido Navas que remataba para que Jacobo sacara un pie memorable que se celebró en el estadio como si se tratase del mismísimo tercer gol pucelano. Había que celebrarlo porque Jacobo daba dos puntos al equipo que hacen que aunque se descienda a final de temporada sea con orgullo, con casta, con dignidad, algo que se había perdido en las últimas semanas.

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