Uno de los mayores deseos del Real Valladolid desde que ascendió a Primera División llegó en el pasado mercado invernal. Henrique Sereno llegaba al José Zorrilla tras la destitución de Mendilibar y empezaba con Onésimo de cero, pues el vallisoletano tenía que elegir un once que le llevara a salvar al equipo. Sereno empezó a convencer al entrenador, su calidad y templanza en el terreno de juego explicaban porque tenía un contrato con el Oporto. Sin apenas haber completado una semana de entrenamiento entró en la convocatoria de Valencia, el debut de Onésimo.

Todo hacía pensar que sería un puntal en el equipo, pero en el último entrenamiento antes del partido ante el Zaragoza se lesionó. El ‘12’ tuvo una importante rotura de fibras que le dejó en el dique secó más de un mes. Cuando se consiguió recuperar de la desafortunada lesión se hizo con el puesto en el equipo por sus grandes cualidades. El luso se hizo con el sitio de tal forma que desde su debut en Coruña, con victoria pucelana incluida, no salió del once titular, pese a que hubiera un cambio de entrenador. En la victoria ante el Deportivo de la Coruña convenció a cuerpo técnico y aficionados, ambos veían en el portugués al futbolista, pero sobre todo, al líder, que el equipo necesitaba para intentar salir del pozo que finalmente no ha podido salir.

NOTA DE LA TEMPORADA: BIEN

¿FUTURO? Cuando el Real Valladolid hizo oficial que se hacía con los derechos del jugador dejó claro que sería sólo de aquí a final de temporada. El porque no era oficial pero si oficioso, el portugués tenía un contrato firmado con el Oporto para formar parte del equipo luso en la temporada 2010/2011.