La eterna promesa deja de ser blanquivioleta

Álvaro Antón deja el Real Valladolid, y esta vez al 100%. Tras tres cesiones y mismos regresos al vestuario del estadio José Zorrilla, el canterano blanquivioleta se desvincula totalmente del club pucelano tras siete temporadas formando parte del primer equipo.

El 21 de junio de 2003, el Real Valladolid de Pepe Moré visitaba Mendizorroza en el último partido de la temporada 2002/2003. El entrenador catalán decidió dar la oportunidad a jóvenes jugadores del Promesas, entre los que estaba su hijo Xavi Moré. Un total de cuatro canteranos debutaron en aquella insulsa tarde de verano, que terminó con empate. Uno de estos debutantes era Álvaro Antón. El futbolista, que comenzó el encuentro de titular, tenía unos informes estupendos. Todos los entrenadores y compañeros en las categorías inferiores del club hablaban maravillas de su juego y de él como persona. Gran golpe del balón, un estupendo manejo del esférico y mucha facilidad para desenvolverse en todas las posiciones de ataque. Estas características definían al burgalés y le hacían una de las mayores promesas del fútbol de los anexos al estadio José Zorrilla.

Tras el debut llegaron tiempos de alegrías y tristezas. Muchas lesiones, y alguna de ellas de gravedad, hicieron del periplo del talentoso futbolista un camino de piedras. La dureza era tal que el club decidió en muchos momentos dar la oportunidad al jugador de demostrar su calidad fuera de Valladolid. Cesiones al Racing de Ferrol, Numancia o Recreativo de Huelva que dejaron ver detalles de la calidad del jugador. Eso sí, antes de estas cesiones el futbolista pudo demostrar mucho en Valladolid. De la mano de Sergio Kresic y Alfredo Merino, Álvaro trabajó y destacó en el Real Valladolid pero siempre fue fuera de Pucela donde rindió más y mejor.

Con la marcha de Álvaro Antón del Real Valladolid se va un jugador talentoso, un futbolista de mucha calidad pero un profesional del que siempre se ha esperado más. La frase de “seguro que este es el año de Alvarito” era un fijo en cada pretemporada. El burgalés ha dado al Real Valladolid mucho, difícil olvidar su eliminatoria de Copa del Rey ante el Nastic de Tarragona en 2006, pero siempre ha dejado el sabor de que podía dar más con la camiseta blanquivioleta.

Imagen de 'Norte de Castilla'

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