Desde su salida del equipo griego y hasta que llegó al Real Valladolid, el club blanquivioleta y el futbolista mantuvieron largas conversaciones. La entidad dirigida por Carlos Suárez buscaba una guinda al proyecto que fuera un líder, una referencia. Al encontrar la opción inesperada de Óscar, el equipo le ofreció un contrato largo. En cambio, el futbolista prefirió un contrato corto y buscar una autoexigencia diaria. El charro no quería tener un colchón de contrato y finalmente se llegó al acuerdo de firmar un año. De esta forma, ni jugador ni equipo se ataban. Vivían el día a día, el objetivo marcado para cada temporada. Eso sí, ambos prometían hablar tras terminar la campaña 2010/2011, independientemente del resultado de la misma.

El acuerdo de “sentarse para hablar” al que llegaron club y jugador se hizo oficial el día de su presentación. El futbolista confesó estas palabras y lo fue recordando durante toda la temporada. Ya fuera cuando no contaba para Antonio Gómez o cuando guiaba al equipo de Abel Resino, Óscar afirmaba que tras la temporada su primera opción era el Real Valladolid y así ha sido.

El habilidoso media punta ha renovado con el Pucela pese a ofertas mejores económicamente y de mayor categoría. Óscar González ha cumplido su promesa de hablar con ‘su’ equipo el primero y ceder para llegar a un acuerdo. Finalmente el salmantino se ha convertido en el sexto fichaje del Real Valladolid tras firmar un contrato de dos temporadas. El mismo puede verse ampliado a tres campañas si se cumplen unas condiciones que no han trascendido pero que de ser deportivas seguro que se cumplen porque Óscar no aflojó en su momento y no lo hará ahora.

Imagen de 'Norte de Castilla'