Cuando el problema es de base e ideas

Cuando parecía que el Real Valladolid no podía hacerlo peor fuera de casa sorprende con una goleada en Chapín. Una segunda parte nefasta deja a Antonio Gómez en la picota

El entrenador del Real Valladolid dijo en un principio que el sistema no se tocaba. Avisó que el Real Valladolid empezaría y terminaría siempre con dos puntas en el equipo. “Somos un equipo puntero y no podemos especular con el resultado”, sus palabras en la sala de prensa del Martínez Valero quedaron el pasado domingo, ante el Celta, en el olvido al juntar tres medios centros. Ante los de Paco Herrera la historia salió bien, el equipo remontó y Gómez creyó que había dado con la tecla pero en Jerez no fue así. El cuerpo técnico repitió el sistema de los últimos minutos ante los gallegos pero con un resultado final muy distinto.

Otra vez la misma historia. En Chapín el Real Valladolid volvió a hacer el ridículo en un encuentro fuera de casa. Antonio Gómez esperaba que el gol en el minuto 90 ante el Celta de Vigo fuera “un punto de inflexión”, pero no fue así. Los jugadores blanquivioletas disputaron una segunda parte lamentable en la que los futbolistas de Javi López hicieron cuatro goles y se quedaron con los tres puntos. Pese a que el Real Valladolid no disputó un gran primera parte en los primeros 45 minutos se vio que el equipo tenía una idea, buena o mala, pero un objetivo en el partido. Los segundos 45 minutos, por el contrario, fueron un periodo en que los jerecistas barrieron a un equipo sin alma, sin ambición y sin ilusión por llevarse un sólo punto hacia el José Zorrilla.

El Real Valladolid no puede salir como sale en el inicio. Se puede decir que el problema del partido es de base. El encuentro está mal planteado. Es cierto que se tiene un objetivo con el triple pivote y con Javi Guerra en punta, pero ese objetivo no puede pasar por especular con el resultado. El equipo pucelano es un equipo puntero de la ‘Liga adelante’ y como tal, debe salir a por los tres puntos en todos los encuentros. Debería salir a ganar en todos los estadios si el objetivo fuera el ascenso directo, pero como resulta que según la cabeza del proyecto el fin de este equipo es “quedar entre los seis primeros” el estilo debe cambiar. Un conjunto creado para llegar a la promoción puede especular en varios momentos con el marcador y con las circunstancias pero el Real Valladolid no. Y lo hizo otra vez. En la primera parte los de Gómez salieron a buscar su portería a cero. Buscaban acumular futbolistas en el último cuarto de campo para salir a la contra con Sisi y Nauzet, el apoyo de Jorge Alonso y la referencia de Javi Guerra. La idea y el planteamiento del cuerpo técnico no fueron buenos. Pero quedaba el consuelo de que se haría un cambio, un pivote por un punta, y los de Gómez lucharían por los tres puntos.

Segunda oportunidad para ambos
El partido había perdido 45 minutos de fútbol. El Xerez no había atacado la portería de Jacobo sin descanso ni el equipo pucelano se había presentado a Chema con grandes ocasiones. Se podía afirmar que el fútbol daba a ambos equipos otra oportunidad en la segunda parte. Y todo se resume en que un equipo la aprovechó y otro no. El Real Valladolid no aprovechó esta segunda oportunidad en gran parte porque los cambios llegaron muy tarde. A Torres Gómez le costó dar entrada a las permutas y cuando se quiso dar cuenta el partido ya iba 2-0. Gómez desde un palco tardó en dar el pistoletazo de salida a las cambios hasta que el partido estaba roto. En el minuto 66 entraron Calle y Álvaro Antón para no hacer nada. Ninguno de los dos futbolistas tuvo opción de demostrar nada porque cuando salieron estaba todo resuelto. El Real Valladolid llevaba tres minutos en estado de coma y sólo quedaba que Jose Mari en los últimos minutos diera la puntilla al Real Valladolid y quizás al entrenador.

Jacobo ejerce de capitán
El partido fue duro pero nada comparado con la salida del estadio, el viaje de vuelta y la semana que espera a los futbolistas del Real Valladolid. De los 18 jugadores que viajaron al maldito estadio de Chapín hay uno que dio la cara sobre los demás, Jacobo Sanz. El cancerbero vallisoletano ejerció de capitán y pidió perdón a la afición. Desde su cuenta de Twitter el canterano habló y calificó la actuación del equipo como todos pensamos. Lo hizo sin faltar ni descalificar a nadie pero diciendo las cosas claras. Jacobo ejerció de capitán y de blanquivioleta porque una derrota así duele más si llevas el escudo en el corazón como es su caso.

Imagen de 'Norte de Castilla'

Sin comentarios en "Cuando el problema es de base e ideas" ¡¡Anímate!! y participa