La 'ley de Murphy' se crea en el Zorrilla

“A este Real Valladolid le ha mirado un tuerto” o “la ley de Murphy se ceba con este equipo”, muchas son las frases que se escuchan sobre el Real Valladolid y ninguna puede explicar los acontecimientos que está viviendo el equipo blanquivioleta desde el comienzo de temporada, y más, desde el cambio de entrenador. A la mala situación deportiva hay que unir lesiones de jugadores importantes, la ruptura de negociaciones en el último momento y las dificultades para encontrar acomodo a descartes del cuerpo técnico. Si es difícil salir de una situación comprometida, más aún si en el camino te encuentras inconvenientes, por culpa propia, como a los que tiene que hacer frente la entidad en estos momentos.

Quizás no es momento de apuntar con el dedo a los culpables y sí remar todos en la misma dirección, pero tampoco es justo evitar responsabilidades. Todos apuntan a Carlos Suárez como el único culpable de la situación del Real Valladolid y no es así. Está claro que al ser el máximo mandatario es responsable, para bien o para mal, del devenir del equipo, pero en este caso hay alguien que se está saliendo de puntillas del marco de las críticas: José Antonio García Calvo. El ex futbolista blanquivioleta es el culpable de la confección de una plantilla que deambula por la ‘Liga adelante’ y de los vaivenes de unos jugadores que, por filtraciones a la prensa, están fuera del equipo una semana y dentro a la siguiente. ¿Qué política ha seguido el madrileño en sus fichajes y salidas?. Una pregunta que tiene una difícil contestación. García Calvo ha seguido la innumerable cantidad de informes de Roberto Olabe para confeccionar una plantilla que sobre el papel parecía buena, pero que con el tiempo ha demostrado no tener un ‘plan B’.

Aunque es posible que la ‘ley de Murphy’ se haya instalado en el José Zorrilla, el problema viene de lejos, de una falta de programación en todos los aspectos. El por qué Óscar González, jugador de élite y garantías, no es titular es otro ejemplo de que el equipo no ha tenido una buena programación en ninguno de sus ámbitos. No la tuvo en el banquillo con Antonio Gómez y mucho menos la posee ahora con Abel Resino. Si en el cuerpo técnico no hay una idea fija, en las instancias más altas la programación y el cumplimiento de lo programado ha sido menor o, incluso, nulo. ¿Por qué no se confió en Antonio Gómez, cuando el equipo estaba en fase de promoción y en teórica formación?, ¿por qué se acometieron este verano fichajes que en temporadas anteriores se desecharon?, ¿por qué desde hace un mes se busca salida a jugadores traídos en el mercado de verano? Preguntas sin respuesta que han llevado al Real Valladolid a una situación de incertidumbre y malos resultados de la que será difícil salir por muchos fichajes y revoluciones cobardes que se produzcan. En resumen y para evitar cobardías de todo tipo, se puede decir que la Ley de Murphy se ha instalado en el José Zorrilla porque se ha hecho méritos para ello. Se ha creado, no se ha instalado porque "cuando haces las cosas bien puede que te salgan mal, pero cuando haces las cosas mal, seguro que salen mal".

Imagen de 'Norte de Castilla'

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