Tras ser de los pocos equipos que secundara lo totalidad de los días de huelga, el Real Valladolid afrontaba los cuartos de final de la Copa Castilla y León con el objetivo de demostrar que pese al tiempo parado el equipo sigue enchufado y en buena forma para el debut liguero.

El encuentro ante un equipo de Tercera división serviría, también, para hacer olvidar el último encuentro que el Real Valladolid disputó en pretemporada. La derrota ante el Numancia de Soria desató los nervios de los aficionados blanquivioleta, los cuales se han visto seriamente disminuidos tras una victoria ante el Íscar de personalidad y buen juego.

Bueno comienzo de los titulares
A escasos teóricos cuatros días del debut oficial del Real Valladolid en Tarragona, Miroslav Djukic quiso disponer en el terreno de juego el presumible once que los pucelanos usarían en el debut en Tarragona. Este once del domingo a las 20 horas en Tarragona sería el formado por Jaime en portería. Línea de cuatro atrás con Barragán, Juanito, Jesús Rueda y Carlos Peña. Doble pivote con Nafti y Jorge Alonso. Banda derecha para Sisi, izquierda para Marquitos. La media punta para Óscar y la responsabilidad del gol para Javi Guerra.

Con estos once hombres el partido comenzaba con un dominador claro: el equipo visitante. El conjunto de superior categoría hace alarde de tal calificativo y asediaba desde el primer minuto la portería de un Marcos. Tal era la superioridad blanquivioleta que el premio del gol llegaba cuando tan sólo se habían disputado ocho minutos de partido. En ese momento Óscar remachaba a la red una gran jugada de Barragán por banda diestra.

Tras el primer paso hacia las semifinales de la Copa Castilla y León el Real Valladolid decidió bajar el ritmo del partido. Los de Djukic se veían superiores y comenzaban a mostrar esas transiciones rápidas de balón que tanto han gustado en pretemporada y que casi no mostraron en El Burgo de Osma ante el Numancia.

De este estilo de juego terminaría llegando el segundo tanto, obra de Marquitos. El ibicenco, que sigue demostrando su gran nivel de forma, anotaba un golazo al finalizar una pared con Sisi. El 0-2 terminó de matar el partido de los teóricos titulares. Los futbolistas que se ven con el peto de jugador inicial en Tarragona aflojaron y se dejaron llevar hasta que el colegiado del encuentro señalaba el final de los primeros 45 minutos.

Los suplentes se desmelenan
Con el 0-2 en el luminoso Djukic cambiaba a todo el once. Los ‘titulares’ se quedaban en la ducha y los ‘suplentes’ o jugadores con reválida saltaban al estadio de Íscar. Este segundo grupo de futbolistas que formaron en los cuartos de final de la Copa Castilla y León era el formado por: Dani Hernández en la portería. Línea de cuatro atrás con Tekio, Jordi, Mongil y Balenziaga. Triple pivote con Razak, Saná y Víctor Pérez. La punta de ataque era para Nauzet, Jofre y Alberto Bueno.

Este segundo once salía con la misma intensidad que el de los primeros 45 minutos pero con otras intenciones. Si al primer equipo se le veía conjuntado y con un 4-2-3-1, el de la segunda mitad formaba menos engrasado y con un inicial 4-3-3 de manual.

Los cambios, tanto de hombres como de esquema, sentaban bien al Pucela que seguía siendo dueño del esférico y gozaba de mayor profundidad. El dinamismo de Saná, la verticalidad de Víctor Pérez y la calidad de Alberto Bueno facilitaban el fútbol de ataque que quiere imponer el técnico serbio.

Con estas credenciales que mostraba el equipo blanquivioleta llegó un Real Valladolid en forma de apisonadora. Primero Víctor Pérez, más tarde un doblete de Aquino, que sustituía a Razak en el minuto 65, y por último Jofre generaban una goleada de escándalo. El 1-6 final, merced a un bello tanto de Alalia mataba dos pájaros de un tiro en el seno blanquivioleta. Primero, los de Djukic conseguían el pase para semifinales, y segundo, conseguían dejar en el olvido el mal encuentro ante el Numancia. De esta forma, el Real Valladolid volvía a ser el Pucela que nos había acostumbrado a ser este verano.