Entre tanto entrenamiento en las instalaciones de Mondariz, el cuerpo técnico blanquivioleta programó dos encuentros ante equipos de categoría regional. El primero de estos partidos ha sido el que los futbolistas de Miroslav Djukic han disputado ante el Mondariz. El equipo gallego, recién ascendido a Regional Preferente, ha sido el primer rival de uno de estos partidos que el ex entrenador blanquivioleta Mendilibar consideraba como “entrenamientos fuertes”.

Para afrontar el partido ante el equipo local el Real Valladolid saltó con un equipo de circunstancias. Muchos jugadores a prueba, tanto de forma oficial como oficiosa, y otros con pocos minutos de juego formaban un once que lideraba Ion Villanueva desde la portería. La defensa la formaban Felipe, Juanito, Jordi y Balenziaga. El centro del campo era para Mehdi Nafti y Razak que unían con la línea de tres medias puntas de Aquino, Víctor Pérez y Jofre. Como hombre más adelantado formaba Javi Guerra.

Cambio en el guión inicial
El técnico serbio disponía este equipo y lo hacía con una novedad respecto a encuentros anteriores. La gran mayoría de los futbolistas que estaban sobre el campo no jugarían 45 minutos, como en encuentros pasados, y sí 60. Con esto Djukic quería ver el avance físico y táctico de un alto porcentaje de sus jugadores. Días después, ante el Coruxo, se espera que la programación sea al revés y los jugadores que han disputado una hora ante el equipo local, disputen menos minutos.

Con la idea sobre el césped el partido empezó de forma magistral. Minuto dos de partido y una internada de Jofre Mateu por banda izquierda terminaba con el tanto del canterano Felipe. Con el gol del jovencísimo lateral derecho del Real Valladolid parecía que el partido, o al menos los primeros 45 minutos, terminarían en una goleada de escándalo pero nada más lejos de la realidad. Con el gol los locales se pusieron serios y dificultaron mucho el juego de combinación de este Real Valladolid. Tanto fue así que pese a que los blanquivioleta tenían mucha posesión en campo rival y varias posibilidades a balón parado el segundo gol no llegó hasta 37 minutos después. Fue en el minuto 39 de partido cuando Javi Guerra superó al portero local tras un excelente pase de Víctor Pérez.

Así se llegó al final de la primera parte y pese a lo escaso del marcador, el Real Valladolid dejaba buenas sensaciones. Los pupilos de Miroslav Djukic demostraban captar las ideas del cuerpo técnico y eso es siempre del agrado de cualquier entrenador.

Segunda parte de 30 minutos
Djukic quería ver trabajar a parte de sus jugadores con cansancio. Para ello programó los cambios en el minuto 15 de la segunda parte. Entre tanto, Sisi, uno de los dos futbolistas que entraron en el descanso, anotaba el 0-3 tras asociarse con Mehdi Nafti.

Poco después del tanto del albaceteño llegó el arsenal de cambios que dejó el siguiente equipo. Villanueva continuaba en puerta. La defensa pasaba a ser para Felipe, Jesús Rueda, Marc Valiente y Carlos Peña. El doble pivote pucelano cambiaba para Baraja y Jorge Alonso mientras que la línea de tres medias puntas era de Sisi, Marquitos y Óscar. El ‘9’ en la última media hora era Alberto Bueno.

Con este once y con el 0-3 en el humilde marcador de A Lagoa, el Real Valladolid se dejó llevar. Concretó menos ocasiones y fue mucho más previsible de lo que lo había sido en los primeros 45 minutos. Pese a ello, la inercia del encuentro, la calidad blanquivioleta y el mayor cansancio del equipo local depararon tres goles más. Un tanto de Óscar González, otro de Jorge Alonso, éste desde los 11 metros, y el último de Alberto Bueno terminaron por firmar el 0-6 final y una goleada que provoca que el Real Valladolid siga creciendo en la preparación y aclimatación para ese ansiado debut liguero.