El Athletic de Bilbao buscaba en el verano de 2008 un lateral zurdo de forma desesperada. Joaquín Caparrós afirmaba aquel mismo verano que “en Segunda B hay muchos jugadores válidos” para el puesto. Con estas declaraciones el utrerano quería demostrar a la Real Sociedad que el precio que solicitaba por el traspaso de Xabier Castillo era muy alto e inviable. El club rojiblanco no quería hacer el desembolso que el equipo txuri urdin exigía por el lateral del primer equipo pero sí que estaba dispuesto en hacer una inversión por el lateral zurdo del filial, Mikel Balenziaga.

Caparrós confió en el guipuzcoano y dio luz verde al desembolso de más de un millón de euros por un canterano del máximo rival. El precio pagado podía parecer alto y el futbolista intentó demostrar desde el inicio que no era así. Al comienzo lo consiguió porque realizó un inicio de campaña muy prometedor. Tras debutar en la segunda jornada en La Rosaleda, comenzó un periodo en que fue uno de los futbolistas más destacados del equipo vasco. El 21 de septiembre de 2008, en la visita del Real Valladolid de Mendilibar, el lateral realizó uno de sus mejores partidos en la élite del fútbol español.

El lateral, que debutaba en su estadio, asistió en el primer gol a Fernando Llorente y provocó el segundo tanto al forzar una dudosa mano de Javier Baraja. Con este encuentro se disparó la emoción en Bilbao con el joven lateral. Las mismas impresiones del aficionado las tuvieron en el cuerpo técnico de Joaquín Caparrós. El grupo de trabajo liderado por el utrerano no dudó en dar protagonismo al joven futbolista y situarle por delante del lateral zurdo del equipo, Koikili Lertxundi.

Dicha temporada, la de su debut en la máxima categoría del fútbol español, resultó muy satisfactoria al disputar 26 encuentros, repartidos en 24 de liga y dos de Copa del Rey. Con estos números todos esperaban que el futbolista fuera jugador del primer equipo del Athletic Club (el año anterior había tenido ficha de filial) pero Castillo le tapó el hueco. El lateral por la que ambos equipos vascos crearon un dilema llegaba finalmente a San Mamés y ponía en la puerta de salida a Balenziaga, quien no se pensó dos veces la oportunidad de salir cedido al Numancia.

El Soria se vio un Balenziaga distinto al de Bilbao. En Los Pajaritos el vasco desplegó todo su potencial ofensivo para dejar a un lado el defensivo. Tanto fue así que Gonzalo Arconada, entrenador numantino aquel año, utilizó en varias fases de la temporada al futbolista como extremo zurdo y no como lateral. De esta forma, finalizó la temporada con las mismas cifras que en el Athletic, 26 encuentros disputados, pero lo hacía para regresar mucho más maduro y rodado de lo que se fue.

Ahora, el futbolista que llega al Real Valladolid no dista mucho del que salió de Los Pajaritos. Futbolísticamente no cambia en nada, en el aspecto psicológico algo más. Esta última temporada se quedó con ficha en el Athletic de Bilbao y disputó un solo encuentro. Era obvio que esta temporada iba a salir y tras negociar con otros equipos, el futbolista se ha decantado por el proyecto blanquivioleta. Siendo éste el que más luchó por él para poder cubrir el lateral izquierdo igual que la temporada pasada, con un lateral contundente y con otro de gran recorrido. Ahora sólo se espera que el vasco salga mejor de lo que resultó la campaña pasada la apuesta por Guilherme Oliveira.

Imagen de 'LaVanguardia'