¿Djukic? Te quiero... '¡Ponte en pie!' (Colabor.)

¿Djukic? Te quiero igual
Depositó aquel balón cargado de esperanzas en el punto de penalti. Si anotaba la marea blanquiazul gritaría de emoción, si lo fallaba en algún lugar, muy distante de aquel reino de nervios y angustia, serían otros los que llorarían de ilusión. Pero él, impetérrito, retrocedió, paso a paso, lentamente. Llegado a un punto, ya en la semiluna del área, se detuvo. Brazos en jarra. Se llevó la mano a la boca, secándose los labios. Dejó entonces los brazos muertos. Tomó aire. Una profunda bocanada de aire con cierto aroma a salobre, a mar. Y miró al frente.

Allí estaba José Luis González Vázquez. Pateando la línea de gol, una extraña danza sobre el embarrado césped del estadio de Riazor. Ambos estaban preparados. Llegaba el momento que sería su momento, el de cualquiera de los dos, vencedor o vencido.

Aquel número '5' coruñés se inclinó hacia delante, echó un último y fugaz vistazo a la meta valencianista y centró su mirada en el esférico. A mitad de camino, resopla, siendo consciente de la responsabilidad que recae sobre sus botas. Carga su diestra y apoya su siniestra en las lindes del punto de penalti. Encañona y sus pupilas se clavan en el grácil vuelo del balón.

El meta se vence a la derecha, justo hacia donde avanza impasible el cuero. Instantes, milésimas de segundo después, José Luis González yace en el suelo, hecho un ovillo, con el esférico entre sus brazos. En ese mismo instante, el lanzador de la pena máxima, Miroslav Djukic cae desplomado sobre el encharcado verde coruñés. Lágrimas bañan las abarrotadas gradas de Riazor.

El día después de aquel partido, hace ya diecisiete años, en el cristal del portal de la casa donde Djukic vivía en La Coruña, un aficionado tatuó, con ayuda del filo de unas llaves, una frase. Una frase que resumía el sentir de la gran afición coruñesa. “¿Djukic? Te quiero igual”.

Pasaron los años y Miroslav tuvo la oportunidad de resarcirse de su error ganando la Copa del Rey y la Supercopa con el Dépor, con su Dépor. Más tarde acabaría firmando por el Valencia, club donde disputó dos finales de Champions, pese a que no ganó ninguna.

Tras colgar las botas en Tenerife, Miroslav comenzó su carrera como entrenador, primero en su país, en Serbia, para más tarde dirigir al desaparecido Excelsior Mouscron y al Hércules, donde relevó a Esteban Vigo. En la capital alicantina no logró salvar de la quema al club herculano y pese a su buen hacer, el equipo terminó por descender.

Tras el trago amargo de bajar a Segunda, Djukic abandonó sus quehaceres en Alicante y tras semanas y semanas en las que el Valladolid negoció tanto con él como con Esteban Vigo, el serbio fue el elegido para encabezar al nuevo Valladolid.

Llegados a este punto, he de seros sincero. Djukic no era de mi agrado, no era mi preferido. Si de mi hubiese dependido, habría escogido a Esteban Vigo. Al menos es lo que hubiera elegido hace unas semanas, basando mi decisión en estadísticas que hablaban de que el 'Boquerón' era un entrenador ascensor, la persona idónea para encarar un nuevo proyecto con el objetivo de subir a Primera División.

Ahora reconozco que erré. Se que es pronto para hablar, para sopesar si fue correcto el nombramiento de Miroslav Djukic, pero desde mi habitual positivismo creo que fue la decisión idónea. Cuando Suárez escogió al serbio tenía en mente un proyecto a largo plazo, sin agobios, sin prisas. El nuevo propietario del Valladolid no quería a un Esteban Vigo que ascendiese al equipo en un año y que dos o tres temporadas después regresase a Segunda. No, no y no.

Djukic tiene en su poder a jugadores jovencísimos, futbolistas a los que sabrá controlar gracias a su experiencia con Serbia sub 21, cuando Suárez lo firmó, firmó a un tutor para los Felipe, Saná, Aquino y demás 'troupé', un espejo donde mirarse.

Pero no solo de juventud vive el Valladolid. Compartiendo vestuario con los novatos, están los veteranos, futbolistas codiciados por equipos de Primera y de Segunda. Me refiero a Álvaro Rubio, a Nauzet o a Sisi. Djukic tuvo que lidiar la temporada pasada con los egos de mega estrellas como Trezeguet o el 'incomprendido' Drenthe, experiencia que sin duda le ayudará para atar en corto a los que miren antes por sus intereses que por el club.

Y por eso aplaudo ahora una decisión que critiqué en su momento. Me gusta que parezca un jugador más, que sepa de lo que va esto, que se integre y que no sea solo el entrenador, si no uno más del vestuario cuando la ocasión así lo merezca aunque también se ha de marcar unos límites jerárquicos, porque un entrenador puede entender a sus jugadores y comprenderles muy bien, pero también tiene que imponer disciplina. Y mano de hierro a Miroslav no le falta.

En lo estrictamente futbolístico, los mimbres me encantan. La presión, el juego elaborado y el uso constante de las bandas harán las delicias del Zorrilla, estoy seguro. Ahora hay que tener calma y paciencia, precisamente las mismas cualidades que atesora el técnico serbio, siempre impasible, de pie, al lado del banquillo, levantando la voz solo cuando es necesario. La misma calma de la que Djukic hacía gala en el eje central de la zaga del Dépor, la misma calma que le convirtió en el lanzador perfecto de aquel penalti en Riazor.

Porque... ¿Qué pasará si no ascendemos este año?, ¿nos echaremos a llorar como otrora hicieran los aficionados coruñeses?, ¿decidiremos no renovar nuestro abono con el Real Valladolid en un ataque de rabia?, ¿querremos olvidarnos de los malos y los buenos momentos que hemos pasado en el José Zorrilla para no cometer el error de volver otra vez más?.

Yo, personalmente no optaré por ninguna de esas variantes. Cogeré mis llaves, las del llavero blanco y violeta del Real Valladolid, agarraré la primera guía de teléfonos que encuentre y, al amparo de la noche, tatuaré con esperanza un mensaje en el portal de Miroslav. Creo que ya sabéis lo que rezará. ¿Djukic? Te quiero igual.

2 comentarios en "¿Djukic? Te quiero... '¡Ponte en pie!' (Colabor.)" ¡¡Anímate!! y participa

.
gravatar
Anónimo comenta....

Me ha encantado. Te lo iba a poner por Twitter, pero ya te lo dejo aquí. Grandísimo artículo. #aquesubimos2012