Djukic tira la Copa del Rey y el equipo la pisotea

El equipo de Djukic y el propio entrenador tiran la Copa  en un funesto partido en Vigo. Los blanquivioleta sobrepasaron el ridículo ante un Celta que a medio gas, terminó goleando

En el seno del Real Valladolid había sed de venganza en el partido ante el Celta de Vigo por ese gol de Orellana que birló a los blanquivioleta dos puntos hace escasos 15 días. El vestuario tenía ganas al equipo vigués pero Djukic no. El técnico serbio prefería rotar el equipo completo para viajar hasta Galicia y afrontar la tercera ronda de Copa del Rey con los ‘suplentes’. Tanto cambio afectaba al equipo que desde el primer momento mostraba su peor versión. Un juego y un estilo muy pobre y muy por debajo de las posibilidades de una gran plantilla.

Los innumerables cambios del técnico serbio en la convocatoria se vieron reflejados en un once con muy pocos minutos de competición. Estos dos aspectos mataban a un equipo que pese a mejorar en la segunda parte, ha rendido a un nivel muy inferior al acostumbrado y al que debe hacer un equipo aspirante al ascenso de categoría.

Otro inicio de partido para analizar
Tras una primera parte muy floja ante el Elche y otra aún peor en Almería, el equipo vallisoletano saltaba al terreno de juego con una reválida importante: comenzar con intensidad y juego los primeros 45 minutos, pero nada. El equipo de Djukic rozaba el ridículo y hacía buenas los comparecencias iniciales en los dos últimos partidos de la ‘Liga adelante’.

En los primeros 45 minutos de eliminatoria de Copa del Rey en Balaídos el Pucela no conseguía inquietar ni, tan siquiera, rozar al meta del Celta de Vigo. En la primera parte el once dispuesto por Miroslav Djukic no consiguió generar ni una sola ocasión y no lo hizo porque casi no disponía de posesión. El tanto de Catalá en el minuto diez de partido allanaba el camino al conjunto vigués y trababa el trabajo a un equipo que no realizaba ni tres toques seguidos, y no por falta de compenetración en centro del campo sino por falta de intensidad y actitud.

El ejemplo de Iago Aspas
El futbolista que hace el cuarto gol del Real Valladolid y que se convierte en el mayor incordio de la defensa a lo largo de los 90 minutos de partido es el ejemplo que muchos de los futbolistas del Pucela deberían haber mirado durante la penosa imagen del equipo en Balaídos. El canterano vigués no es titular en el equipo y afrontaba el partido como una inmejorable opción para demostrar al cuerpo técnico que tiene hambre, fútbol y condiciones para triunfar en el equipo. En el Valladolid, la intensidad, la lucha y el fútbol de Aspas no lo demostraron ninguno.

Ni Varela, ni Jofre, ni Jorge Alonso, ni Baraja, entre otros, lucharon como él en una segunda parte en la que el Pucela sobrepasó el mayor ridículo de los últimos meses. Tan sólo la entrada y ganas de Manucho dieron un aire fresco a un equipo y un cuerpo técnico en una competición que todos han despreciado. Djukic tira la competición con un once que no ha competido y que verá las consecuencias en el próximo duelo ante el Recreativo de Huelva. Los futbolistas serán castigados por despreciar su mejor escaparate ¿pero Djukic?.
Imagen de 'Norte de Castilla'

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