Óscar se lamenta tras una ocasión en el tramo final del partido (Norte de Castilla)

El empate a cero de El Arcángel deja la eliminatoria pendiente del envite del domingo. El encuentro muy parejo, se salda con unas justas tablas entre ambos equipos 

Unas se cayeron. Otras se las robaron. Unas pocas más fueron regaladas y las últimas fueron pactadas. Las cartas que al comienzo de temporada fueron entregadas al Real Valladolid se han ido perdiendo a lo largo de la temporada hasta llegar a este momento. Con la final del play-off en la mano, el Real Valladolid tiene solamente una opción, una carta para dar un paso más hacia el ascenso de categoría. El domingo en el estadio José Zorrilla, con su gente, el Pucela no puede ir de farol, tiene que ir a por el partido, la eliminatoria y parte del retorno a Primera división. 

A esta tensa situación se ha llegado porque en la ida de la semifinal el Real Valladolid y el Córdoba se han visto obligados a firmar el empate inicial. El encuentro ha sufrido diferentes divisiones dentro del mismo y ninguno ha conseguido aprovechar las que ha dominado. Los inicios de ambas partes fueron locales pero el paso de los minutos ofrecía la versión del vino del equipo blanquivioleta. Como en muchos partidos de la temporada, los de Djukic han mejorado con el tiempo y así, en El Arcángel, se han hecho con el balón, la posesión y las ocasiones. La lectura ha sido la misma en las dos partes del enceuntro, y el resultado igual. Sin goles. 

Goles no, ocasiones sí 

La igualdad no ha sido sólo a goles. En ocasiones para marcar, el reparto también ha sido parejo. Durante las fases que ha vivido el partido, ningún conjunto ha visto puerta, pero sí que ha tenido opciones de hacerlo. En el primer minuto de partido el Córdoba tenía la primera ante Jaime. El meta desbarataba el inicio fulgurante de los andaluces como Alberto evitaba que la mejoría vallisoletana tuviese premio antes del descanso. 

El excancerbero del Real Murcia atajaba una vaselina de Nauzet Alemán en el minuto 42 cuando la pierna del canario enfocaba la portería verdiblanca. Ya en la segunda parte sería Javi Guerra el que dispondría de una clara opción pero el disparo se fue desviado, algo que no puede decir Pepe Díaz. El delantero del Córdoba fallaba la más clara del partido pero no tanto por fallo suyo, sino más por acierto de Jaime Jiménez. El ‘Zamora’ de la categoría evitaba el 1-0 en una demostración de reflejos. Todo esto antes de lesionarse y tener que abandonar el terreno de juego. 

Duro desgaste de ambos

A escasos diez minutos del final llegaba el inesperado cambio de portero. Dani Hernández entraba en el terreno de juego y el encuentro, de esta forma, llegaba a su fin. Con la obligada permuta el partido entraba en una dinámica fría y sin velocidad para dejar claro que ambos equipos firmaban, muy cansados pero contentos, las tablas. 

El desgaste había sido total, y ninguno había desnivelado la balanza. ¿Especulación? No, porque ninguno de los dos equipos ha especulado en toda la temporada y a estas alturas no sabrían hacerlo. ¿Conformismo? Tampoco, porque ambos, colgando balones, lo han intentado hasta el pitido final. 

En este caso la pregunta y la respuesta lleva al término “competir”. Los dos entrenadores firmaban las tablas porque en sus tramos habían sido mejores pero en los del rival habían sufrido demasiado. Parte de la definición de competir tiene involucrado conocer tus propios límites y los de tu rival, equipos que, en pocas horas, se volverán a ver la caras y, en esta ocasión, para salir uno victorioso. Un equipo y una ciudad que ganarán con su ¿penúltima? carta.