¿Cómo vivió el ascenso Álvaro García Ruiz?

Nunca he tenido una gran memoria o quizás la tenga selectiva porque soy incapaz de acordarme de cosas que me han pasado hace dos días y, sin embargo, recordar perfectamente de cosas de hace tiempo. 

Esto es lo que me pasa con el ascenso del Real Valladolid en Tenerife. Tan solo tenía 13 años y no era ni socio porque mi familia, poco futbolera y nada blanquivioleta, consideraban que era pequeño para ir solo a un estadio. 

Muchos eran los berrinches que tuve por ese aspecto y el último fue el día de Tenerife. Tal fue la movilización entre los aficionados del Real Valladolid que se fletó un avión para que se fuese a ver el partido. Yo intenté por activa y por pasiva ir al Heliodoro, pero no conseguí convencer a ningún adulto para hacerlo. Así que me quedé en Valladolid con mi radio escuchando el encuentro. 

Gol de Víctor en la primera parte y de Manchev casi al final del partido y la euforia se desató en Pucela. 

Lo maravilloso del fútbol es que a veces el partido es tan solo un preámbulo y en este caso lo fue ya que en mi vida había visto la reacción que vi con esos tres puntos. Valladolid entera salió a la calle e incluso gente que no es futbolera y gente que es de otros equipos salieron para celebrar una única cosa y es que el equipo de su ciudad volvía al lugar que le corresponde, la primera división. 

Además a mí me sirvió para convencer a mis amigos para que se hicieran socios ya que así ellos podían ver a sus ídolos del Barça o Madrid y yo tener compañeros para que me dejaran hacerme socio y poder ver a mi equipo. Unos años más tarde hemos vuelto a la segunda, mis amigos se borraron de socio y yo, ya mayor, sigo siéndolo porque no quiero ver a Ronaldo ni Messi, quiero ver 11 camisetas corriendo y defendiendo el sentimiento de una afición y el nombre de una ciudad.
Artículo de @AlvaroGarciaDos

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