¿Cómo vivió el ascenso Juan Arranz Martín?

Para una persona como yo, loco por el Pucela y que como al protagonista de la película Fuera de juego, (si no la habéis visto hacedlo o leed el libro en el que está basada “Fiebre en las gradas”) su equipo forma parte de su vida para lo bueno y lo malo, recordar el día del ascenso en Tenerife, supone recordar mucho más que un partido de fútbol.

Aquel no fue un domingo cualquiera y eso a pesar de que el ascenso era algo asumido por todos en una temporada para la historia, con partidos que aún guardamos en nuestra retina como la remontada en El Ejido, la goleada en la inauguración de la nueva Condomina o la exhibición en casa ante el Castilla de Mata, Negredo o Borja Valero.

Como otros domingos señalados en la historia reciente blanquivioleta (Huelva, Sevilla, Barcelona) el día se hizo más largo de lo normal hasta que llegó la hora del partido, por desgracia no se podía ver por la televisión y la única opción de seguirlo era la infalible radio. Recuerdo perfectamente como mi mujer y yo la pusimos en la mesa del salón a un nivel muy bajo, hacia 1 mes y 4 días que había nacido nuestro primer hijo y nos parecía un arma de destrucción masiva a la que cualquier movimiento brusco, ruido estridente o luz cegadora podía hacer saltar por los aires, así que con los nervios a flor de piel escuchábamos la radio contenidos. La verdad es que ese Valladolid era una máquina precisa que no dejaba margen al error o la sorpresa y antes de la media hora ya íbamos ganando, el gol supuso un “abrazo de gol” en silencio entre mi mujer y yo, por la radio anunciaban que la gente comenzaba a acercarse a la plaza Zorrilla a celebrarlo y recuerdo perfectamente la envidia que me daban. Con el gol de Manchev cerca del final del partido y con mi hijo despierto, los gritos (bajitos eso si) y los aplausos (suaves, muy suaves) explotaron en casa, por fin, después de dos años insufribles volvíamos a nuestro sitio, y lo hacíamos como nadie lo había hecho, con números de record y antes que ningún otro equipo en la historia de segunda.

El post partido supuso tener la radio encendida con constantes cambios de dial y la televisión también puesta para intentar ver el resumen y las conexiones de la televisión local con la celebración en Tenerife y en las calles de Valladolid, y como aquella era una ocasión excepcional, por primera vez echamos mano de los abuelos para dejarles un rato a Juan y salir a dar una vuelta con nuestras bufandas y camisetas y celebrar como se merecía un ascenso anunciado.

Ese Real Valladolid nos hizo sentirnos orgullosos de nuestros colores, algo que también está logrando el de la presente campaña, muchas sensaciones que transmitía aquel también las transmite este y espero que el final sea como el del 2007, eso si, puestos a pedir, que sea en casa, en el José Zorrilla, nos merecemos los fieles vivir una alegría en nuestro campo, con nuestra gente.
Artículo de @JuanArranzM

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