"Este Pucela superó las barreras informativas"

Arturo Posada junto a Mendilibar en la rueda de prensa tras el ascenso (Norte de Castilla)
Arturo Posada fue jefe de prensa del Real Valladolid durante siete años. En ellos vivió el descenso a Segunda de la temporada 2003/2004 pero también el ascenso que estamos recordando y que ahora cumple cinco años. Tras vivir un año mágico de la mano de José Luis Mendilibar y los suyos hizo las maletas y se marchó a 'El Norte de Castilla' para seguir al día la actualidad del equipo pero de otra manera bien distinta. Desde la redacción del periódico atiende al blog para recordar aquellos momentos y volver a contar pequeñas historias inolvidables.

Supongo que te traerá muchos recuerdos aquella temporada
Sí, por supuesto. Fue una temporada excepcional. Recuerdo que bautizamos al equipo como 'el Real Valladolid de los récords' en un artículo que escribí para la web oficial del club. Se trataba de recoger todas las plusmarcas que el equipo podía batir en la categoría. Resultó que la mayoría de aquellos récords se superaron para satisfacción de todos. Fue una campaña increíble, de felicidad absoluta desde el principio hasta el final. Una plantilla inolvidable y un entrenador, José Luis Mendilibar, que recuperó la autoestima de un club herido de muerte. Y algo más. Creo que Mendilibar salvó al Real Valladolid de un futuro muy negro. 

¿Durante cuánto tiempo estuviste como jefe de prensa del equipo? 
Estuve algo más de siete años. Llegué en mayo del año 2000 y permanecí en el club hasta septiembre de 2007. Mi aterrizaje en el Real Valladolid fue inesperado. Yo trabajaba entonces en Castilla y León Televisión y un día llamé, como era habitual, a Mariano Mancebo, el jefe de prensa. Me dijo que tenía una propuesta que hacerme. Me citó en su despacho. Yo entonces no veía claro lo de ser jefe de prensa y aspiraba a trabajar en un periódico. Fui a las oficinas de Zorrilla con la idea de rechazar la oferta y la acabé aceptando. Pesaron positivamente dos cosas: la curiosidad que finalmente me generó trabajar en un gabinete de comunicación de un club como el Real Valladolid, el equipo de mi ciudad, y una frase de Mancebo: "Esto te dará otra perspectiva del periodismo". Así fue. 

¿Cómo se dio la marcha a El Norte de Castilla el verano tras el ascenso? 
Me llamó Antonio García Encinas una mañana del verano del año 2007. Me dijo si tenía tiempo para tomarme un café con él y le dije que por supuesto. Me explicó que se iba a producir una jubilación en la sección de Deportes de El Norte de Castilla y que yo sería un buen candidato para cubrir esa baja. El contrato inicial era solo de un año, pero me sedujo al instante. Llevaba siete años en el Real Valladolid y me apetecía cambiar de rumbo profesional. Me dije a mí mismo que nunca me iba a perdonar si renunciaba a la posibilidad de trabajar en un periódico como El Norte de Castilla, que siempre había entrado en mi casa y que había devorado desde pequeño. Soy licenciado en Ciencias de la Información y siempre he pensado que el mejor lugar para un periodista pasa por la redacción de un diario. Me apetecía volver a ese tipo de actividad. Además, las condiciones económicas que me planteaban resultaban sensiblemente mejores que las que tenía en el Real Valladolid. Carlos Suárez me ofreció un aumento cuando le comuniqué que me marchaba, pero yo ya había tomado una decisión. 

"Mendilibar salvó al equipo de un futuro muy negro"

¿Cómo recuerdas tu paso por el club?
 Lo recuerdo con mucha nostalgia. Siete años dan para muchas cosas. La gente que trabaja o ha trabajado allí me parece excepcional. Había tan buen ambiente en las oficinas que algunos fines de semana en los que no había partidos en Zorrilla la mayoría de los empleados nos íbamos juntos de viaje con nuestras parejas. 

¿Con que te quedas y con qué no de aquella época? 
Me quedo con el ascenso, con un montón de futbolistas de trato muy agradable, con tantos entrenadores que pasaron por allí, con los trabajadores de todos los puestos. Lo peor fueron las dificultades económicas y el hecho de no saber qué día del mes íbamos a cobrar. Pero al final siempre cobrábamos. Entre lo malo también queda el descenso a Segunda de la temporada 2003-2004, que todos vivimos como un drama. 

¿No te dolió dejar al club en Primera y no poder vivir todo lo que eso conlleva? 
Yo ya había estado con el club en Primera. Viví permanencias en la élite, un descenso, temporadas malas en Segunda y un ascenso glorioso. Cuando el equipo volvió a Primera División pensé que ese era el lugar que le correspondía. Además, no me separé definitivamente. Por mi trabajo en El Norte debía cubrir la información del Real Valladolid. Tuve algunas dudas sobre cómo afectaría mi pasado reciente a mi nuevo trabajo, pero recordé una frase que había leído: en caso de duda, haz periodismo. Es lo que intenté entonces y sigo procurando ahora. 

¿Cómo se vive desde dentro del club una temporada así? 
Con gran emoción. En las oficinas sucedía lo mismo que sienten muchos aficionados: el último resultado marca el ánimo de la semana. Y aquella temporada fue maravillosa. Todas las semanas parecían inmejorables. Sentíamos mucho orgullo. Fue un año feliz. 

¿Qué percepción te dio Mendilibar cuando llegó al Real Valladolid? 
El día de su presentación me pareció un tipo serio. Llegó con traje oscuro y corbata y, creo recordar, con un reloj de bolsillo. Pensé que era un entrenador muy recto. Y lo era. Pero tenía una vena socarrona que los periodistas fueron conociendo más tarde. Cuando el equipo empezó a despegar quedó claro que aquel era el hombre. Yo solo tengo palabras de agradecimiento para él por lo que logró como técnico y también por el trato que tuvo hacia mí. 

"Sólo tengo buenas palabras hacia Mendilibar"

¿Viste que cambiara muchas cosas a su llegada? 
Recuerdo que el equipo hizo la pretemporada en Austria. Fue una concentración algo caótica por culpa de la empresa organizadora, pero él no se inmutó. Logró que el grupo fuera creyendo en su método y cuando los resultados positivos empezaron a sucederse, los jugadores ya no tuvieron ninguna duda. Al final, todo cambió. De la angustia de la campaña 2005-2006 se pasó al éxtasis de la 2006-2007 gracias a Mendilibar. 

¿En la pretemporada el equipo daba otro tipo de sensaciones? 
Las pretemporadas valen para ir adquiriendo conceptos y los resultados tienen poco valor. Aquella no fue una pretemporada excesivamente brillante en cuanto a los marcadores que cosechó el equipo, pero Mendilibar fue modelando el bloque. De todas maneras, aquel verano las expectativas estaban por los suelos tras el fiasco de la última temporada. En la rueda de prensa de presentación, Mendilibar explicó que se trataba de un proyecto a dos años. Aquello restó presión y el equipo subió como un cohete. Algo parecido planteó Djukic el pasado verano, cuando anunció que formaba parte de un proyecto a medio plazo... sin renunciar al ascenso, por supuesto. 

¿Qué jugador o fichaje de los de aquella temporada te sorprendió más? 
Ufff... No podría quedarme solo con un nombre. El éxito fue colectivo y todos, hasta los que menos jugaron, resultaron clave. Aquella temporada llegaron jugadores que ayudaron mucho a fortalecer el carácter del equipo: el portero Alberto, De la Cuesta, Iñaki Bea, la vuelta de García Calvo, Gonzalo Vicente, Sisi, Borja, Mario Suárez, Álvaro Rubio, Asier, Toché, Manchev... Y además estaban Jacobo, Sergio Asenjo, Pedro López, Javier Baraja, Marcos, Óscar Sánchez, Rafa, Chema, Iván Hernández, Álvaro Antón, Capdevila, Asie , Kome, Víctor, Joseba Llorente, Losada y Figueredo, que permaneció sin ficha y fue cedido en enero al Godoy Cruz de Argentina. El ascenso fue obra de todos ellos. Espero no olvidarme de ninguno. 

"El éxito fue colectivo. No me quiero dejar a ninguno"

¿Con el transcurso de la temporada la prensa nacional se empezó a interesar más por el equipo? 
Sí, sin duda. La Segunda División queda casi siempre reducida a la mínima expresión, pero aquel año el Real Valladolid superó también esas barreras informativas. Su temporada resultó tan prodigiosa que se convirtió en noticia. Recuerdo informaciones en diarios nacionales y también en los informativos de televisión de las grandes cadenas. 

¿Crees que desde medios nacionales se dio la relevancia que se merecía el éxito del equipo? 
Pienso que sí. No es fácil abrirse un hueco en el monocultivo del Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona, y el Real Valladolid lo consiguió. Aquella temporada, toda España supo que en Segunda División, que entonces se llamaba Liga BBVA, había un equipo que estaba rompiendo moldes. Aquel conjunto era el Pucela. 

¿Dónde se sufre más con los partidos: como periodista o desde dentro del club? 
Es inevitable que los sentimientos afloren en los dos casos, pero creo que como periodista hay que saber dominarlos. Además, sueles estar pensando también en el artículo que tienes pendiente, cómo titular, qué hilo conductor dar al texto, en acabar las páginas lo antes posible... Como empleado del club te conviertes en un hincha más, pero con un añadido: a veces notas cómo tu propio futuro laboral puede depender del acierto de los futbolistas. Supongo que esa es la sensación que tienen ahora los trabajadores del Real Valladolid. Creo que no hay sufrimiento comparable, por muchos sentimientos que se alberguen hacia el Pucela. 

¿Aquel temporada cuándo te diste cuenta que el equipo terminaría ascendiendo? 
Fue un proceso gradual. El equipo ganaba y ganaba, y llegó un momento en el que la duda no era si ascendería sino cuándo. Recuerdo que todo el mundo andaba echando cuentas y yo también. La conclusión era que, si se daban todas las condiciones, se podría lograr en Tenerife. Y así fue. En aquella temporada todos los sueños se cumplían, aunque fueran tan disparatados como ascender a falta de dos meses para el final de la competición. 

¿Cómo recuerdas el viaje a Tenerife? 
Recuerdo el nerviosismo previo, la tensión según se acercaba la hora de partido, la sensación de que aquel era el día. 

"Tenía la sensación de que aquel era el día del ascenso"

¿Lo recuerdas con mucho trabajo?
Sí, trabajamos como siempre, pero recuerdo más la fiesta posterior. El trabajo salía solo. Grabar los vídeos, editarlos, subirlos a la web... Aquello iba rodado tratándose de informar sobre el ascenso del Real Valladolid. 

¿Cómo surgió la idea de la película del ascenso?
En aquella época los vídeos en la web oficial gozaban de mucha aceptación. Me compré una cámara ultrafina de fotos que también grababa vídeos e iba documentando el día a día del club. El partido del ascenso en Tenerife no se televisó. Pensé que debíamos ofrecer las imágenes de celebración en la web lo antes posible y di vueltas a la idea de hacer una película, por llamarlo de alguna manera, más larga con los momentos previos, desde el viaje hasta la concentración en el hotel, pasando por el ambiente en el estadio, y, sobre todo, las celebraciones posteriores. Me ayudó Laura Valles, que también trabajaba en el Real Valladolid. Yo grabé con mi pequeña cámara y ella con su cámara personal de vídeo. Luego hicimos el montaje y lo colgamos en la web. 

"Se creó 'La película' para ofrecer todas las imágenes"

¿Quedó como tú querías? 
Ahora lo veo y seguro que se podía haber hecho mejor, pero en aquel momento nos sentimos muy orgullosos del trabajo. Todo gracias al ascenso, claro. 

¿Te quedas con algún detalle de todo lo que se vivió en Tenerife? 
Hay mil detalles. Recuerdo que un vigilante no me dejaba entrar al vestuario, a pesar de que le explicaba que trabajaba para el club. Después del partido pude hacerlo porque me vestí con la camiseta conmemorativa que llevaba toda la plantilla y ya no tuve problemas. Los periodistas no pudieron acceder al vestuario, así que me convertí en el único. Aunque yo fuera el jefe de prensa, me sentía como un reportero privilegiado. Recuerdo también que fui a buscar a Mendilibar para ir a la rueda de prensa, un trámite que había que cumplir por respeto a los periodistas locales, y no le encontraba. En medio del jolgorio, nadie sabía dónde estaba. El delegado Paco Santamaría y yo no dábamos con él. Al final, le hallamos encerrado en un pequeño cuarto. Estaba solo y hablando por teléfono, me imagino que con su familia. Fuimos a la rueda de prensa los dos vestidos con la camiseta del ascenso. No olvido la fiesta en el hotel, aficionados incluidos. Luego, al día siguiente, las imágenes de celebración se convirtieron el algo imborrable. El momento de bajar del barco 'La Leyenda del Pisuerga' y atravesar camino del autocar aquel pasillo de gente llena de felicidad... Aún se me pone la piel de gallina. La llegada a la abarrotadísima Plaza Mayor fue otro momento mágico.

"Djukic ha colocado al equipo en la rampa de lanzamiento"

¿Cómo ves al actual Pucela? ¿Ves posible un nuevo ascenso? 
No solo lo veo posible sino muy probable. Creo que Miroslav Djukic también puede pasar a la historia de este club como lo hizo José Luis Mendilibar. En una temporada aciaga económicamente y con la supervivencia del club en juego, Djukic ha logrado colocar a este equipo en la rampa de lanzamiento para volver a Primera División. El mérito es grandísimo. La plantilla me parece excepcional, unos jugadores a los que hay que elogiar por su fútbol, compromiso y comportamiento en el día a día. Los trabajadores del Real Valladolid, desde el primero hasta el último también se merecen una alegría y un rayo de esperanza en medio de tantísimas dificultades económicas. Y la afición, por supuesto.

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