Tras 101 días de sufrimiento y dolor se consuma la buena noticia. Sisinio González, más conocido como Sisi, ha recibido el alta médica. Desde el minuto 84 del partido entre Athletic de Bilbao y Real Valladolid del pasado 4 de octubre hasta el pasado miércoles, el albaceteño había estado de baja debido a una lesión en el peroné producida por una patada fortuita de Iker Muniaín.

La buena noticia llega en el momento idóneo. Se produce en el tiempo en que el equipo está más falto de garra, lucha e intensidad, tres de las grandes cualidades del extremo. Este verano cuando llegó, produciéndose a la vez la salida de Pedro León, gran parte de la afición miró la parte positiva del cambio. Posiblemente con la marcha del muleño se perdía en balón parado y en calidad en el último pase, pero por el contrario se ganaba en lucha, empuje y regularidad. A Sisi le pueden salir o no las cosas pero nunca desaparece de un partido o de un tramo del campeonato, algo de lo que se la acusó mucho a Pedro León en el final de la pasada campaña cuando su rendimiento bajo considerablemente. El albaceteño llega a la normalidad del equipo en un momento en que su sustituto no está en su mejor momento. Nauzet supo coger bien el testigo de Sisi. El claro ejemplo de esta rápida adaptación es que en el primer partido tras la lesión de Sisi, anotó un gol de innegable belleza en el Santiago Bernabéu. Tras el tanto de falta directa, el grancanario anotó dos goles más en la visita del Deportivo de la Coruña, pero tras estos dos grandes encuentros el rendimiento del ‘7’ ha disminuido progresivamente, hasta el punto de ser sustituido el pasado sábado antes del descanso. Por ello la presencia de Sisi en los entrenamientos y en los partidos incentivará la competencia en un puesto vital para el sistema de juego del Real Valladolid.
Por todo esto y por el interés del propio Sisi en demostrar su valía, el regreso del ‘21’ será un mordiente de un equipo que necesita, ahora más que nunca, jugadores comprometidos con la camiseta y con el Real Valladolid.