El reflejo de un equipo sin rumbo

El Real Valladolid pierde estrepitosamente en un partido en el que ni siquiera dio la cara. Tan sólo Justo Villar se salva de la quema de un equipo sin ideas, sin líder, ni carisma.

Minuto 59 de partido, un rechace en el borde del área le cae a Haris Medunjanin que dispara a puerta. Su disparo blando y al centro va directo a las manos de Iraizoz. Pobre ocasión, y por consiguiente pobre imagen del equipo, porque esta jugada detalla, pasado casi el primer cuatro de hora de la segunda parte, es el primer disparo a puerta del equipo en el encuentro de San Mamés.
En un partido en que el Real Valladolid se jugaba algo más que tres puntos, solo se dio algo de imagen cuando Diego Costa pasó a la punta y Bueno jugó de enganche, pero claro, tan sólo quedaban 30 minutos y con hablar de peligro uno se refiere a presencia en área rival, algo utópico hasta más del minuto 60 de partido.

Onésimo no sabe muy bien que hacer con esta buena plantilla en lo que a calidad se refiere, pero pésima en cuanto a interés y lucha. La colocación de Marcos en el lateral derecho y la de Diego Costa, pichichi del equipo, y único futbolista capaz de crear peligro en ataque, en la banda izquierda, descolocaron al equipo de tal forma, que en los primeros 45 minutos el equipo blanquivioleta se convirtió en un juguete en manos de un Athletic de Bilbao que hizo los justo para abrir hueco en el marcador y vivir de las rentas obtenidas. Si a este Real Valladolid le cuesta hacerse con un partido, con dos goles abajo es imposible. Por ello, se puede asegurar, incluso sin saber que hubiera pasado después, que con el segundo gol de Toquero en le minuto 36, el partido se terminó y con el las opciones del equipo blanquivioleta de poder puntuar tras la dolorosa derrota ante el Mallorca.

Onésimo realiza lo fácil
Lo bueno que tiene el entrenador vallisoletano es que tras un mes en el banquillo se ha dado cuenta de que Haris Medunjanin no está para ser titular. Por ello, el jugador bosnio se quedó en el banquillo pero tras los dos goles de Toquero saltó a calentar, para tras el descanso salir al terreno de juego. El cambio fue el fácil, no el lógico. El sustituido fue Carlos Lázaro, casualmente el único jugador que en la primera parte había buscado la puerta de Iraizoz, sin suerte eso si, pero con intención, algo que Pelé, líder del centro del campo para ‘One’, no había hecho, es más, ni se le esperaba porque por aquel entonces se le exigía algo más de presencia en centro del campo y algo más de criterio para repartir juego, una de sus principales virtudes cuando se le fichó en el pasado verano, pero nada, pese al lastimoso encuentro del portugués, el ‘6’ blanquivioleta jugó los 90 minutos. Tras el canterano fueron Borja y Keko los que desfilaron al banquillo, jugadores que dan y demuestran darlo todo por los colores blanquivioletas, llegaron al banquillo con mayor rapidez que otros que deambulan por el terreno de juego.
Mendilibar era acusado por muchos de dar prioridad a jugadores veteranos en el peso del equipo, futbolistas que habían demostrado años anteriores su compromiso y lealtad por el club, en cambio, Onésimo, el cual se merece todo el respeto, está dejando que los jugadores que provocaron la destitución de Mendilibar con presiones a Olabe, acampen a sus anchas en el terreno de juego y en el vestuario, algo que el vasco no permitió y que presumiblemente le costó el puesto.

El equipo se presenta en San Mamés muy tarde
No sé lo que pudo decir Onésimo en el descanso a los jugadores, pero algo del estilo: “salir y jugar al fútbol, que peor no se puede hacer”, sería lo que cualquier terrenal hubiera comentado a un grupo de jugadores sin rumbo en una situación así. Hay que quitarse, no ya en el próximo encuentro ante el Real Madrid, que también, sino de aquí a final de temporada, el miedo a hacerlo mal o a fracasar porque peor de lo que se está haciendo hasta el momento, es complicado o imposible. El Real Valladolid es un suicida y va a salir por algún lado, el problema del suicidio que se está llevando a cabo en esta plantilla, es que lo normal es que todo explote en la cara propia. Este equipo, hoy en día no es capaz de intimidar a nadie, hace un par de temporadas todos los equipos debían correr el doble para poder ganar, hoy, tan sólo debe hacer una jugada en los primeros minutos para derrotar a un equipo que va apagando su luz en Primera, una luz que en San Mamés no apareció hasta el segundo periodo, hasta el final de esta segunda mitad cuando la entrada de Bueno dio al equipo una mordiente arriba de la que había carecido en el resto del partido.

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