Se aprieta la Premier. Ese es, básicamente, el resumen que se puede sacar de esta última jornada.
El Manchester United adelantó su partido al martes con motivo de la final de la Carling (luego hablaremos de ella). Jugó ante el West Ham, que poco pudo hacer ante el gran estado de forma de Wayne Rooney. Dos goles de él y otro de Owen sellaron una victoria por tres a cero que les mantenía a un solo punto del Chelsea.
El sábado se retomó la jornada, que comenzó con “el partido del morbo”. Todo el mundo ha visto como Bridge le negó el saludo a Terry antes de empezar el partido pero los que esperaban carnaza, se han quedado con las ganas. Yendo a lo que realmente importa, el Chelsea se complicó la vida perdiendo en casa, aunque bien es cierto que gran parte de culpa la tuvieron Tévez y Bellamy, que hicieron un gran partido, los dos, y dos goles cada uno. Por parte de los de Ancelotti marcó Lampard los dos. Al final dos a cuatro en un partidazo que mantiene al Manchester a un solo punto del Chelsea.
El siguiente bloque de partidos enfrentaba a equipos que luchan por no descender o que ya están salvados pero sin opción a más. El Birmingham ganó por uno a cero en St. Andrews al Wigan con gol de McFadden de penalti. Poco mostraron los de “Bob” Martinez que deben seguir luchando para no tener sorpresas desagradables más adelante. El Bolton ganó un partido vital al Wolves. Los de Owen Coyle debían ganar para no descolgarse en la lucha por la permanencia y lo hicieron, aunque con más pena que gloria. Al final, gol de Knight, que vale tres puntos igualmente. Cerrando este bloque, la sorpresa de la jornada. El Portsmouth ganó a domicilio al Burnley, que se hunde un poco más. Los de Brian Laws habían sido duros en casa, un rival difícil de batir en Turf Moor y todo lo que perdían fuera lo recuperaban, en parte, en casa. Si ahora ya no son capaces de ganar en su campo al colista, mal asunto. Mientras tanto, a los del sur de Inglaterra parece que se les abre un halo de esperanza, aunque lo tienen muy complicado para seguir en la Premier el año que viene.
Cerrando la jornada del sábado, el Arsenal ganó al Stoke, sobre la bocina, en el siempre difícil Britannia Stadium (el año pasado cayeron allí). Los goles de Bendtner, Fábregas y Vermaelen (estos dos último en el añadido) compensaron el gol inicial de Pugh en el minuto siete. Con este resultado los Gunners se mantiene arriba y tienen el liderato a solo tres puntos, algo que parecía imposible después de sus partidos ante Chelsea y Manchester, cuando parecía que se les escapaba el tren otro año más. Sinceramente, ojalá aguanten hasta final de año y rompan el monopolio de Chelsea y Manchester United.
El domingo, el Tottenham venció en casa al siempre difícil y correoso Everton, que venía de ganar al United en su casa. Al final dos a uno con goles de Pavlyuchenko, Modric y Yakubu. Los de Redknapp se mantienen en puestos de Liga de Campeones y a los de David Moyes se les complica la clasificación para Europa y se quedan a diez puntos. Están pagando el mal comienzo de año.
Mientras tanto el Liverpool sigue con su recuperación y, a trompicones, van ganando partidos. Este último ante el Blackburn en Anfield y con goles de Gerrard, Andrews y Torres, que retornó al once inició de los de Benítez después de su lesión.
Cerrando la jornada de Premier, el Sunderland y el Fulham empataron a nada en el estadio de la Luz. Los locales siguen complicándose la vida después de un buen comienzo de campaña y los de Hodgson se mantiene en la zona templada, sin aspiraciones pero sin complicaciones.
Hablando ya de la Carling Cup, el domingo se jugó la final que enfrentó a Aston Villa y Manchester United. Los villanos se adelantaron en el marcador pero un error de Dunn, que se resbaló en el peor momento, propició el empate y más tarde Rooney, que no salió de titular, dio el gol de la victoria a los de Ferguson.