Un paso definitivo hacia Segunda
El Real Valladolid sobrepasa el ridículo en Chapín, en un partido en el que los de Onésimo no hicieron méritos para perder, sino para descender y para hacerlo como último clasificado.
Por mucho que desde Valladolid se hablara con humildad y sensatez del partido en Chapín, nadie esperaba que el equipo perdiera en su visita a la provincia de Cádiz. Pero mucho menos se esperaba que la derrota llegara merced a uno de los mayores ridículos del Real Valladolid en los últimos años. Solo superado por el esperpento vivido con Marcos Alonso en el banquillo en la temporada 2005/2006, cuando el equipo rozó la Segunda B. Tras esto, que puede ser, seguramente, el paso definitivo del equipo en el camino hacia segunda, solo queda disfrutar de lo que queda y, pensar ya en el futuro.
Primer minuto de partido, primer desbarajuste del equipo blanquivioleta y, 1-0. El Xerez se ponía por delante en el marcador y pese a quedar por delante todo el partido, el equipo pucelano se veía incapaz de remontar el encuentro porque como es habitual esta temporada, los violetas no saben jugar con el marcador en contra. Ir a remolque es algo que le pesa mucho a este equipo y contra lo que no sabe luchar. El manojo de nervios que es el equipo hoy en día, junto a la ya sabida ruptura de vestuario es mayor que la calidad que los jugadores, individualmente, poseen. Porque aunque mirando la clasificación y partidos como el de Jerez, se pueda decir que los jugadores de este equipo no tienen nivel de Primera División, todos poseen calidad en sus piernas, que no en su cabeza, porque su ruptura en el vestuario, con grupos muy divididos, ha hecho buenos a otros equipos con menos calidad futbolística pero mucho más interesados en el bien del equipo y no en el propio.
En una primera parte para olvidar el Real Valladolid aún tuvo tiempo de regalar otro gol. La falta lateral lanzada por Momo era rematada por Michel, libre de marca y sin oposición, casi en el segundo palo. Justo Villar, un portero que está obligado a firmar este despropósito de temporada pero que posee una calidad, un saber estar y un renombre mundial no pudo hacer nada, al igual que en el primer tanto. Ninguno de los tantos son culpa de él, al igual que ninguno de los recibidos en esta temporada. Es más, si no fuera por el paraguayo, no me quiero imaginar que sería de este equipo, por llamarlo de alguna manera.
Haris Medunjanin cubre la portería
El bosnio, gran jugador de fútbol, pero no tan gran compañero en el vestuario y fuera de él, tuvo que tirar de casta, de orgullo y de vergüenza torera para enfundarse la camiseta y guantes de Justo Villar para defender la portería del Real Valladolid, el club que le dio junto a Mendilíbar la posibilidad de vivir futbolísticamente por encima de sus posibilidades. Es cierto que hay que tener ganas, o quizás desparpajo, para hacer lo que hizo el ‘5’, pero lo hizo porque alguien debía hacerlo. Con el bosnio en la portería el equipo recibió un gol más, el del penalti, como era de esperar. Tras la estocada final de la humillación, el Xerez decidió vivir el partido, ilusionarse con lo conseguido y olvidarse de volver a perforar la portería del Real Valladolid. Se puede decir que con el gol de Mario Bermejo el partido terminó, y con el, las posibilidades del equipo, que lidera Onésimo, de seguir en Primera División.
Onésimo no lo quiere ver
Una victoria y tres empates. Es el mísero bagaje de Onésimo Sánchez en el banquillo del Real Valladolid. Es pronto, aunque quizás no tanto, para asegurar que el Real Valladolid no descendió en el mes de mayo, que lo hará, sino que el equipo de la capital del Pisuerga perdió la categoría el día 2 de febrero de 2010, cuando Carlos Suárez mal, muy mal asesorado, decidió prescindir del entrenador que le había llevado a los logros más grandes desde que se hizo con la presidencia del equipo. Un ascenso meteórico, dos permanencias, pero lo que es más importante, que todo el mundo que hablara del Real Valladolid lo hiciera de un equipo con personalidad, un equipo con un sistema, algo de lo que carece hoy en día. Porque que el entrenador tras este ridículo sólo pueda hablar de “falta de casta” es no querer ver lo que tiene en sus propias narices. No me vale solo con las ganas de autoinculparse, no son fechas para eso, siempre y cuando estés preparado para afrontar este trabajo, claro está.
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