Una opción final, algo impensable
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Se perdió la opción en el partido ante el Getafe, se perdió, y de manera ridícula, la opción ante el Atlético de Madrid. Pero pese a lo marrado el equipo tenía una última bala. La última opción era ante el Racing de Santander. Si se ganaba se podía incluso salir del descenso, si por el contrario, se perdía, se consumaría matemáticamente el descenso a Segunda. Y como un partido de fútbol da para todo, el Real Valladolid estuvo por un rato en Segunda División, para terminar el encuentro fuera de los puestos de descenso. Ahora con los tres puntos ante el equipo de Portugal queda ir al Camp Nou y ver lo que hacen Tenerife en Valencia y el Málaga ante el Real Madrid.
Las bajas siguen golpeando al Real Valladolid. Si a las sabidas bajas de Del Horno, Sisi, Álvaro Rubio… en los últimos días había que añadir la de Luís Prieto. El que fuera titular en el Calderón no podía entrar en la convocatoria. Si que lo hizo Nivaldo, es más, fue titular, pero se tuvo que marchar a los 18 minutos debido a una rotura de fibras. Su lugar lo ocupó Arzo. El central castellonense no se había perdido nada reseñable en los casi 20 minutos que estuvo en el banquillo, el inicio de partido fue lo esperado, poco juego y mucho nervio. Ninguno quería dar un paso en falso y ambos preferían esperar a alguna jugada aislada. El Racing quería una jugada a balón parado, que llegó en el minuto 28. Canales pone en juego un saque de esquina desde la parte derecha del ataque racinguista. Su lanzamiento al segundo palo era alojado en las mallas por el lateral zurdo, Christian. El gol del canterazo cántabro llegó tras un fallo en cadena del equipo. Primero los defensores acaban en el suelo, después es Jacobo quien falla con una media salida que deja libre su palo derecho. Tanto visitante y jarro de agua fría para el equipo violeta, que no había merecido ir por delante pero tampoco por detrás.
Con el gol racinguista el Pucela se echó al ataque. No tenía otra opción. De este empuje salieron los dos primeros lanzamientos a la portería de Toño. Primero fue Diego Costa y después Borja quienes desde lejos buscaron un empate que no llegó porque, entre otras cosas, el equipo estaba falto de ideas. Estaba muy roto. Desde la grada se podía apreciar que había un grupo muy defensivo y el resto muy adentrado en el área. Lo que tácticamente se viene a decir que es “distancia entre líneas”. Y lo mejor para eliminar este problema fue lo que pasó, que se llegara al descanso, que los jugadores fueran a los vestuarios y que allí, Clemente les volviera a explicar el sistema de juego, y de paso, que les recordara, que el resultado cosechado en los primeros 45 minutos dejaba al equipo en Segunda División y como colista.
Hubo ‘Clementina’, hubo cambio
El Real Valladolid necesitaba un cambio, urgía que los jugadores blanquivioletas salieran con otro chip al terreno de juego. Este cambio de mentalidad se produjo y se transformó en una mayor presión sobre la meta de Toño y en el tanto del empate. El gol de Javier Baraja, muy parecido al del Racing de Santander, se producía en el minuto 56 de partido. Momento que vino a significar que el partido se iba a hacer muy largo al equipo cántabro y es que el Real Valladolid quería el segundo tanto, necesitaba la victoria, y a su vez el público, sabedor de los resultados en otros campos sabía que con otro tanto los de Clemente saldrían de los puestos de descenso tres meses después. Y es que no hay que olvidar que desde el debut de Onésimo en la 20ª jornada, los violetas han estado entre el penúltimo y el antepenúltimo puesto.
El Real Valladolid, pese a lo que apuntó después Portugal, fue merecedor del segundo gol. Este, de Nauzet de penalti, se produjo después de que el juego directo, planteado por Clemente, tuviera sus frutos. El movimiento en largo de Sereno era peinado por Manucho para la carrera de Diego Costa. El delantero brasileño se metió en el área y fue derribado por Christian Fernández. Nauzet, en un alarde de valentía, le ‘robó’ el esférico a Diego Costa y consiguió su sexto gol de la temporada.
Con el tanto del gran canario el partido se convirtió en un cúmulo de emociones. Se miraban los resultados de los equipos rivales, se asustaba uno por las acometidas finales del equipo cántabro. Pero todo esto vivió su máximo esplendor cuando en el minuto 80, Borja fue expulsado. El orensano dejaba al equipo con 10 a falta de casi un cuarto de hora. Y el público, consciente de que eran los últimos minutos del jugador como violeta, se pudo en pie para despedirle y para corear su nombre. La cara de emoción del ‘10’ era palpable mientras salía del estadio y mientras vivía los minutos finales en el túnel de vestuarios junto a Canobbio. Finalmente el sufrimiento de Borja y de los aficionados se convirtió en alegría, porque pese a la dificultad del último desplazamiento, el equipo tiene posibilidades de salvarse en la última jornada, y hacerlo sin depender de nadie más que del rival. Y esto no se podía ni imaginar hace dos meses, ó incluso hace dos jornadas.
Velasco Carballo decisivo, pero no injusto
Cada día es más claro que en el mundo del fútbol el que no llora no mama, y más teniendo a una persona en el banquillo como Javier Clemente. El otro día tras el partido ante el Atlético ‘el rubio de Baracaldo’ criticó la labor del colegiado. Casualidad o no, tras esas palabras al Real Valladolid le conceden un penalti en la jornada siguiente. Es cierto, también, que la falta sobre diego Costa fue clara, pero viendo todo lo que se la ha hecho al delantero del Real Valladolid en el área a lo largo de la temporada, no era descabellado que no se pitara. Poco minutos después el colegiado fue protagonista, otra vez. El Racing anotó el tanto del empate, pero Velasco Carballo lo anuló correctamente. Desde Cantabria se critica la decisión, pero se hace mal. Es cierto que en el centro la posición de Arana es dudosa pero es que el asistente no anuló esa acción. Lo que el línea vio y acertadamente, es que Bolado estaba en claro fuera de juego posicional tras el espectacular remate de Christian Fernández, claro protagonista del encuentro con gol, tanto anulado y penalti cometido. La jugada fue bien vista por asistente y principal. Ambos fueron finalmente, decisivos en el resultado del encuentro, pero esta vez porque ejercieron bien sus decisiones.
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