Análisis del Rayo V. (ValladolidDeporte)

En un tranquilo día del verano de 2000 a un equipo humilde le cambió la historia. El mítico Rayo Vallecano era galardonado con la presencia en la edición de la Copa de la UEFA 2001. ¿Cómo? Gracias al premio de ‘fair play’. Era la primera vez que un equipo español acudía al trofeo internacional a través de este galardón, y hasta hoy el único. Aquel año, de la mano de Juande Ramos, el equipo madrileño llegó a los cuartos de final. Cayeron derrotados ante el que sería subcampeón, el Deportivo Alavés. Dos años después de hacer historia y llevar el escudo de un club, y barrio, humilde por Europa el equipo descendió a Segunda división. En la categoría de plata del fútbol español estuvieron sólo un año y no porque quisieran. Tan sólo un año después de enfrentarse, y plantarle cara, al Real Madrid en el Bernabéu el equipo rayista caía al pozo de la Segunda B.

Tras luchar durante cuatro temporadas el club retornó a la Segunda división de la mano de Pepe Mel. El ascenso no fue de un equipo cualquiera por lo que el proyecto no fue uno más. Teresa Rivero quería volver a Primera tan rápido como bajó. Diseñó un buen equipo y fichó buenos futbolistas. Hasta la calle Payaso Fofó llegaron jugadores del calibre David Aganzo, David Cobeño o, el hoy blanquivioleta, Jofre Mateu. El proyecto salió bien y el equipo luchó por el ascenso en buena parte de la temporada. Finalmente se quedó descolgado pero firmó un meritorio quinto puesto. El lugar, que hoy daría derecho a jugar la promoción de ascenso, fue la mejor carta de presentación para que Pepe Mel siguiera el frente del banquillo madrileño. El hoy entrenador del Betis continuó al frente del banquillo pero no con todo el apoyo. El que fuera pichichi de Segunda en 1990 vivió la campaña pasada una situación parecida a Mendilibar en el Real Valladolid. Felipe Miñambres, Director deportivo, creyó que había confeccionado un equipo mejor que el que los resultados del madrileño mostraban. Por ello, decidió despedir al entrenador para situarse él como preparador del club. Mala decisión porque con Miñambres el Rayo firmó unos pobres números que le situaron, finalmente, en la undécima posición. Muy lejos de donde él creía que “su” equipo podía estar

Los números fueron malos y el cambio era necesario. ¿El sustituto? Muy fácil: el entrenador del filial, el nuevo Guardiola. José Ramón Sandoval guarda varios parecidos con el mister del Barcelona. El madrileño de 42 años es un hombre de la casa, joven y que viene de ascender al equipo filial de la Tercera división. La opción parecía buena, pero sobre todo, barata. Punto que miran todos los equipos y más un club que está aislado por ser el cuarto club de la Comunidad de Madrid.

A Sandoval se le dio el pasado verano un equipo que distaba en poco con el de la temporada anterior. Se marcharon ciertos jugadores de nivel como Rubén Castro, Ángel ó Edu Albacar pero llegaron otros que hicieron al equipo vallecano más fuerte. Las incorporaciones de Emiliano Armenteros, Andrea Delibasic, Juanma Casado o Javi Fuego tenían un objetivo que las dos temporadas el equipo no tenía: fondo de armario. Y es que si algo había lastrado al Rayo Vallecano, además de algunas malas decisiones de Miñambres, fue que la plantilla era corta y en el final de un campeonato de 42 partidos, se notaba. A finales de verano, y con el serbio Delibasic como guinda del pastel, el Rayo firmó una plantilla de 23 fichas profesionales con varios jugadores del filial como integrantes del primer equipo. Bien planeado, al menos de inicio, porque el equipo se convirtió en la quinta jornada en el único equipo de Segunda que había ganado todos los encuentros que había disputado. Ganó en el estadio Teresa Rivero al Numancia, Tenerife y Huesca y fuera al Córdoba y Nastic. Hasta Alcorcón. En el estadio de Santo Domingo los de Sandoval perdieron la vitola de imbatidos. Tras esa derrota por 2-0 ante el equipo vecino volvieron a ganar. Esta vez al Villarreal B por un contundente 3-0 pero hasta ahí. Desde aquel 9 de octubre el Rayo Vallecano no gana y suma tres partidos consecutivos sin conocer la victoria, dos empates y una contundente derrota ante el Betis el pasado domingo. Pese a los cuatro tantos verdiblancos el rayo Vallecano es tercero con 20 puntos, dos menos que el Real Valladolid pero con malas sensaciones. En estos momentos el Rayo vive del buen comienzo y no del buen fútbol que si desplegaron al inicio. Pese no vivir su mejor momento, el partido no será fácil porque los de Sandoval en su estadio son muy peligrosos, de ahí que no hayan perdido ningún partido. El sábado puede ser el primero porque el Real Valladolid debería tirar de casta y experiencia para aprovechar la posible ansiedad de los rayistas. Pero para eso los de Gómez debería haberse hecho antes a la dimensiones del estadio y a la presión de una afición que está muy encima. La solución de si el Rayo pierde su primer partido en casa y de si el Real Valladolid consigue mejorar sus números fuera de Zorrilla será el sábado sobre las 20 horas.

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