La mala imagen se convierte en ridículo

El Real Valladolid pierde en Vallecas tras realizar un partido en el que los de Gómez no dieron el nivel en ningún momento. La segunda parte blanquivioleta rozó el ridículo

Javi Guerra estaba motivado para el encuentro ante el Rayo Vallecano. “Ganar sería dar un golpe importante sobre la mesa” decía el delantero malagueño. Además del golpe moral que se daba a la Liga adelante con una supuesta derrota estaba la eliminación de la, hoy tan hablada, ansiedad futbolística. El Real Valladolid vive una continua angustia cada vez que juega fuera del José Zorrilla y que volverá a vivir en su próxima salida. Esta vez a Jerez, donde el año pasado se fraguó gran parte del descenso del equipo de Onésimo.

Keita jugó buenos minutos ante el Salamanca, algo que no debió hacer Jordi Figueras. El guineano se estrenaba como titular y Arzo volvía al eje de la defensa después de estar sancionado el lugar de un catalán que rindió a buen nivel ante los charros. Jesús Rueda era otro que volvía al once. Este tras tres jornadas, una lesión de tobillo y una expulsión en Copa. Las nuevas rotaciones de Antonio Gómez dejaron al equipo descolocado y dubitativo. Pese a los cambios, que muchos no entendían, el Real Valladolid comenzó el partido en el estadio Teresa Rivero. Digo comenzó porque los blanquivioletas no terminaron el partido, es más, ni disputaron los 45 segundos minutos a tenor de los visto en dicho tiempo. Bueno, pues en la primera parte los visitantes inquietaron algo la portería de Cobeño, pero sin demasiado peligro. Los disparos, generalmente lejanos, eran ocasiones de gol que anotar en las estadísticas de la televisión pero nada más. Los acercamientos blanquivioletas eran tímidos, rasgo que desconoce el Rayo Vallecano y sus delanteros porque de media ocasión sacaron el 1-0. Un error infantil de Marc Valiente dejó a Armeteros en un mano a mano con Jacobo. El ex del Xerez no lo desaprovechó y anotó el 0-1.

Con el primer tanto rayista, primero que el Real Valladolid recibe en una primera parte, era de esperar que los de Gómez se vinieran abajo y el Rayo finiquitara el partido. Pese a que este pensamiento fue el de muchos de los 300 blanquivioletas concentrados en la calle Payaso Fofó no ocurrió así, de momento. El descalabro no llegó en el minuto 22, tras el primer gol de Armenteros, pero si tras el minuto 45, tras el descanso.

Cambios inexplicables para la segunda parte
Diez minutos, tan sólo diez minutos, valieron la pena para ver que la segunda parte iba a ser un desastre. Lo vieron los blanquivioletas concentrados en Vallecas, los que no pudieron viajar hasta Madrid e incluso Antonio Gómez. Los dos primeros grupos no podían más que resignarse pero el entrenador pucelano tenía en la mano poder cambiar el devenir del partido. Pero ojalá se hubiera añadido a los grupos de aficionados y tan sólo se hubiera resignado. El entrenador madrileño tomó nota del partido e introdujo cambios. Y qué cambios. A los 10 minutos de partido salieron del terreno de juego Nauzet y Keita para dar entrada a Jorge Alonso y Jofre. Los cambios dejaban a los aficionados con los ojos abiertos y a Antonio Gómez con su teoría por los suelos. El mister blanquivioleta salía del 1-4-4-2 por primera vez en la temporada y lo hacía en el peor momento posible y de la peor forma.

Dejando a un lado el fútbol de toque, innecesario en la Liga adelante, y menos en un estadio más pequeño, en lo que a dimensiones se refiere que el Zorrilla, no se pueden comprender los cambios del entrenador blanquivioleta. En un estadio en el que es necesario el juego directo y la velocidad, como el planteamiento inicial pucelano así demostraba, no es comprensible quitar a un punta de la velocidad de Keita para dar entrada a un triple pivote. La profundidad de Jofre y Sisi no tenía sentido si en el área no había jugadores para el remate. “¿Dónde estaba Calle?” Preguntaban muchos.

No son momentos de probaturas
Antonio Gómez, que se equivoca en rueda de prensa al afirmar que el Real Valladolid no tiene un objetivo ambicioso, se dio cuenta que lo que estaba haciendo no tenía ni pies ni cabeza. Sandoval había puesto en liza a Movilla para que las mínimas ventajas del triple pivote fructificaran y el madrileño no tuvo otro remedio que sacar al esperado y necesario Antonio Calle. Tan sólo después de 22 minutos faltando a su promesa e ideario el Real Valladolid volvió a formar con dos puntas. Pero ya era tarde. En esos minutos en los que el Real Valladolid probó con algo inesperado el Rayo Vallecano había anotado otro gol. No sin fallo defensivo e individual del Real Valladolid una vez más.

Pese a la entrada del punta, del referente, de Antonio Calle, el Real Valladolid no mejoró y mostró el primer ridículo de la temporada. Un descalabro que terminó con Carlos Suárez en el ‘vestuario visitante’ para poner algo de sentido a una imagen del Real Valladolid que fuera de casa es un equipo vulgar y previsible.
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MVP del partido: Javi Guerra

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