'¡Ponte en pie!...porque vamos a volver' (CL)

Renunciar al método
El método no está de moda. Peligroso en muchos sentidos, porque el fútbol parece entrar en una espiral de resultadismo preocupante. Ya no sólo está ocurriendo en equipos de perfil bajo o con peores condiciones económicas, el ejemplo del Real Madrid está ahí y es quizá el más plausible para todos, pero lo que sí parece obvio es que algo está cambiando –o ha cambiado ya– en el fútbol español. Me explico. El futuro es algo que ni se contempla. El largo plazo, la planificación global de una plantilla y de las generaciones venideras en la cantera, el desarrollo de un futbolista con el paso de los años y su crecimiento, todo eso, son auténticas quimeras en el fútbol español actual, obviando, por supuesto, el caso blaugrana.

Centrándome ya en el caso más cercano, el del Real Valladolid, la situación puede preocupar a alguno, pero en parte, es completamente lógica. Sin entrar en el debate de si la gestión de Suárez es o no correcta, su criterio, ha dado un cambio de 180º grados. Y lo ha dado porque la situación así lo requiere desde su punto de vista y porque al fin y al cabo, los resultados cada vez más lo marcan todo. Más aún en la Segunda división. Suárez apostó por un técnico que planeaba llevar a cabo un plan a largo plazo, ya no sólo en la plantilla instaurando una forma de jugar, sino también una forma de trabajar con el grupo, con comidas, almuerzos, pulsómetros, convivencias, jornadas de vídeo e integración… pero todo esto, sin resultados, parece que no vale un duro. Me niego a creer y a asumir que la planificación a largo plazo es inútil en el fútbol actual. Claro que vale, y mucho, pero también obviar los resultados sería de imbéciles. La cosa ha cambiado mucho. Se ha prescindido de Gómez por sus malos resultados y sobre todo, por la mala imagen que tenía el equipo y la sensación de desidia y apatía permanente en muchos jugadores, pero lo que muchos parece que obvian, es que se ha prescindido también de un plan. De un método para, por qué no, conseguir algo a largo plazo. El ejemplo de Inglaterra está más que masificado en estos casos, pero recuerdo una frase de Alex Ferguson en 2005 después de quedar eliminados de Champions tras perder en Da Luz “No os preocupéis, es un equipo nuevo, en dos años, seremos campeones”. Nadie se alarmó con aquello. Dos años después, fueron campeones en Moscú. Es la confianza en un método.

Ahora ha llegado Abel Resino y su discurso, desde el primer momento, ha sido tan diferente al de Gómez como convincente y necesario entre la afición: “Ganar, ganar y ganar”. Casi sin importar el cómo. Abel no parece ser un técnico para el largo plazo, eso sí, dará rendimiento del primer minuto. Los resultados mandan y el equipo ha de estar en primera como sea, pero no es menos sincero, afirmar que si queremos un Real Valladolid diferente y que crezca, Abel no parece ser la opción. Está claro que entrenadores con ganas de cambiar y diseñar algo para crecer en años, en España lo tienen difícil. ¿Qué es mejor? Complicado decidir, corto plazo o paciencia “sin resultados”. Quienes marcan una época en los clubes, suelen ser los segundos. Eso sí, también los que se van a la calle a las primeras de cambio. Como Antonio Gómez.
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Desde aquí, dar las gracias a Gonzalo Quintana, integrante de Radio Marca Valladolid, por su predisposición para tratar el cambio de técnico en el Real Valladolid. ¡¡Click aquí!! para seguir por Twitter a Gonzalo.

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