En una pretemporada es básica la programación deportiva. Otorgar los mismos minutos a toda la plantilla y hacerlo para que puedan actuar en igualdad de condiciones es básico para engrasar un equipo. Djukic lo sabe y lo cumple al pie de la letra. El serbio afirmó en el encuentro ante el Mondariz que allí serían unos los que más minutos disputaran y ante el Coruxo serían otros. Y así ha sido.

Si ante el equipo de Regional Preferente jugadores como Razak, Villanueva o Aquino tuvieron protagonismo, ante el Coruxo serían otros los que se vestirían de corto. Teóricos titulares, jugadores a prueba y canteranos conformaban un once muy competitivo en una prueba de nivel, ya que el rival era de Segunda B.

Dominio total en la ‘primera’ parte
Con esta idea de dar una hora de juego a los titulares en el segundo partido en Pontevedra, el Real Valladolid saltó al precioso estadio de ‘O Vao’ con el siguiente once: Jaime Jiménez estaba en puerta. Línea de cuatro para Tekio, Jesús Rueda, Marc Valiente y Carlos Peña. En el doble pivote Álvaro Rubio y Jorge Alonso. La media punta para Sisi, Marquitos y Óscar, mientras que el hombre referencia volvía a ser Alberto Bueno.

Con este once, muy técnico en sus condiciones, el Pucela pudo realizar el fútbol de toque y movimientos rápidos que Miroslav Djukic ha querido programar desde que llegó a Valladolid. Los once futbolistas que formaron en la primera hora de partido mostraron mucha compenetración y esto facilitó para que el trabajo diario del nuevo cuerpo técnico se apreciara en la presentación del equipo local ante su afición.

El Pucela de los primeros 60 minutos manejó el esférico a su antojo. Transiciones rápidas por el centro y constantes incorporaciones de los laterales asustaban a un Coruxo, que pese a diferenciarse en una sola categoría, no olía el balón. De esta abrumadora posesión del juego llegaron, poco a poco, las ocasiones de gol. Primero fue Óscar, después Alberto Bueno y más tarde Marquitos los que intentaron superar al portero gallego. No lo consiguieron hasta que en el minuto 33 Alberto Bueno hizo el 0-1 al anotar su tercer gol de la pretemporada.

Pese a la ventaja y al parón del descanso la superioridad vallisoletana fue la misma. Los de Djukic no aflojaron en su juego y estilo y buscaron aumentar la renta. Las intenciones de los futbolistas, que vestían de negro, fueron idénticas tanto en el primer minuto de partido como en el 59, cuando todos fueron sustituidos. Los diez hombres de campo se retiraban y lo hacían con una ovación de la grada. El estilo de fútbol que habían plasmado y sus ideas gustaron tanto a los aficionados locales como al cuerpo técnico blanquivioleta.

Cambios y caraja inicial
Todos los concentrados en 'O Vao' hubieran querido que el once inicial de Djukic disputar los 90 minutos pero la programación manda. Con ésta en la mano el once de la última media hora era el formado por Jaime en la portería. Línea de cuatro para Felipe, Juanito, Jordi y Balenziaga. El doble pivote pasaba a ser comandado por Javi Baraja y Mehdi Nafti. Por su parte, Nauzet, Víctor Pérez y Jofre formaban la línea de medias puntas mientras que Javi Guerra era el hombre más adelantado.

Con esta nuevo once el Real Valladolid sufrió en un inicio. Cambiar todo el equipo ante un equipo ya caliente en el terreno de juego tiene estas circunstancias pero Djukic lo considera así y el tiempo le dio la razón. El paso de los minutos jugó a favor de los blanquivioleta que se adueñaron otra vez del esférico y de las ocasiones.

Pese al mal comienzo de la ‘segunda’ parte y las sensaciones de anarquía que estos once hombres mostraron hasta el minuto 65, el tiempo les hizo mostrar que ellos también saben realizar el fútbol que Djukic ansía para su equipo. Tanto mejoró este segundo once, en relación al comienzo de ‘su’ partido, que los 30 minutos se hicieron cortos.

En el minuto 76 cuando Nauzet Alemán remachaba un buen centro de Balenziaga el Pucela se desmelenó y volvió a ser el de los primeros 60 minutos. Finalmente no dio tiempo para más y el Real Valladolid se impuso al Coruxo por un marcador corto pero con una demostración palpable de que las ideasde del cuerpo técnico calan en los jugadores.