En escasas horas comienza la andadura del Real Valladolid en la Copa del Rey. Como todos los años al comenzar el llamado torneo del K.O. las ilusiones en todos los equipos son máximas. Cada uno es conocedor, o al menos así debería serlo, de sus circunstancias y limitaciones y así, sabe que el objetivo en la competición alternativa es diferente para cada uno.

Esta vez el caso del Real Valladolid no es nuevo. Como en años anteriores el equipo de Miroslav Djukic no luchará por ganar el trofeo, tampoco competirá por entrar en las rondas finales, pero el Pucela sabe que el torneo puede ayudar mucho al devenir del equipo. El mejor ejemplo de que la Copa del Rey es buena para un equipo, pese a no llevarse el trofeo a sus vitrinas, es el Real Valladolid de la temporada 2006/2007. El equipo entrenado por José Luís Mendilibar consiguió superar cuatro rondas, dos de ellas ante equipos de la máxima categoría, y así fortalecer el grupo y la unidad de trabajo.

Esa mágica temporada el Pucela era un grupo, una auténtica piña y, en gran parte, fue por el torneo del K.O. Aquella campaña y gracias a este torneo todos los futbolistas se sentían importantes. Aquellos jugadores que tenían menos minutos de juego durante la temporada regular disfrutaban de más oportunidades dentro de la Copa del Rey. El buen hacer de los teóricos suplentes les fue abriendo las puertas del once titular para determinadas fases de la temporada. De esta forma, todos participaron de forma activa en el retorno del equipo a la máxima categoría nacional y toda la plantilla tiene en su currículum el hecho de haber eliminado en su propio estadio y a doble partido a un equipo del nivel del Villarreal.

Djukic sabe esta reciente historia y busca algo parecido en la primera edición que disputará desde el banquillo del Real Valladolid. El serbio busca con el mismo método otro objetivo. En su caso, y viendo la convocatoria del día de ayer, el ex del Hércules busca con la Copa del Rey demostrar a la cantera que se cuenta con ella. Así intenta motivar a los más jóvenes para que aprieten a los profesionales en un torneo que pese a ser llamado por muchos “menor”, en Pucela ¡SÍ! importa, y mucho.