Siempre que el Real Valladolid se enfrente a un equipo que vista de amarillo la cara de José Antonio Salcedo se iluminará. Al ver dicho color el portero retrocederá al 29 de enero y a su debut con el primer equipo pucelano en la ciudad deportiva del Villarreal.

Aquella tarde de sábado el portero suplente del Promesas saltaba al terreno de juego en el minuto 65 merced a la expulsión de Javi Jiménez. Anteriormente las lesiones de Jacobo Sanz y Justo Villar le habían brindado la oportunidad de viajar con el primer equipo hasta tierras castellonenses. Ese viaje, esa presencia en el banquillo y, sobre todo, esos 25 minutos en la ‘Liga adelante’ son el mejor recuerdo de Salcedo en Valladolid y el cual el sábado se tornará en un momento de angustia.

Cuando Salcedo vea saltar al terreno de juego al Real Valladolid y al filial del submarino amarillo se le encogerá el corazón y le llegará una idea a la cabeza, ¿por qué a mí? La duda con la que afronta el portero todos los días tendrá un nivel mayor al recordar ese día en que se vistió la camiseta del primer equipo vallisoletano.

Cuestiones económicas
Las mismas dudas con las Salcedo afronta todos los días surgen en el aficionado en un momento muy delicado de la economía vallisoletana. ¿Está el Real Valladolid capacitado para soportar una ficha de un jugador que no puede entrar en una convocatoria? Seguro que no, pero mucho menos de dos (Matabuena). Eso sí, mucho antes de que la actual situación del Pucela se hiciera pública, la no ficha para Salcedo y el fichaje de Dani Hernández estremecía a los pucelanos.

El escalofrío viene principalmente ya que nadie entiende para qué se fichó al venezolano si el albaceteño estaba aún en Valladolid. Pocos lo entienden y más viendo el nivel del ex del Real Murcia y lo que puede dar a este equipo. ¿Hay mucha diferencia de nivel entre un cancerbero y otro? Diría que no pero sólo el tiempo el que dará o quitará razones a los que han tomado las decisiones y en algunos momentos han mostrado escasa, por no decir nula, planificación.